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El vehículo paró frente al imponente edificio de gris piedra, Cassie y Niall bajaron a la velocidad del rayo mientras Jane a paso calmo iba tras ellos.
Las puertas de cristal fueron abiertas por el rubio, que pronto entró en el edificio.Cassie se detuvo un momento y miró hacia atrás encontrándose con Jane que la miraba con las cejas alzadas.
‘’¿Ya me dirás que es lo que está pasando y que estamos haciendo aquí?’’ preguntó Jane con tono calmo, lo último que quería era que su amiga se alterara.
‘’No puedo decirte’’ dijo ella disculpándose con la mirada.
‘’¿Entonces para que me trajeron?’’ Murmuró cansada, la cabeza le daba vueltas y eso aunado a que estaba bastante nerviosa, no era una buena mezcla.
La chica de cabello fucsia no respondió, solo miró al suelo unos segundos para luego irse a sentar a una de las sillas junto a la pared. Un poco irritada, su amiga se fue a sentar a su lado. Aprovechando que estaban ahí se decidió a buscar algún indicio de donde estaban.
Se levantó, y caminó un poco por el pasillo observando las carteles informativos, no había duda de que esto era un lugar público, tal vez un hospital, pensó, pero luego descartó esa idea cuando dos patrullas se estacionaron al frente y de ellas bajaron hombres uniformados.
Ellos abrieron la puerta de cristal, y luego pasaron a la misma habitación a la que Niall había entrado, ella disimuladamente se coló con ellos para pasar, encontrándose con una serie de oficinas ocupadas por varios funcionarios y asistentes que se movían ajetreadamente en la habitación.
Solo eso fue suficiente para que las sospechas de la joven fueran consolidadas.
Estaban en la comisaría.
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Cuando Niall cruzó aquella entrada con el maletín en su mano, y vio a Gary Shulman con su típica cara de póker empastada en su rostro, supo que la situación no era tan sencilla como parecía.
Solo una vez en su vida había tenido la desgracia de verlo, hace cuatro años, y eso no era algo digno de recordar. No le agradaba. Nunca lo hizo, pero necesitaba sacar a su amigo de las rejas y si tenía que hablarle al tipo de una sola ceja, lo haría.
‘’Niall Horan, has crecido mucho desde la última vez que te vi’’ exclamó con sorna Gary.
‘’Si, bueno, tú sigues igual de enano que la ultima vez’’ el hombre le lanzó un mirada furibunda, haciendo que Niall quisiera reír, pero se contuvo.
‘’ ¿El está bien, verdad?’’ Preguntó, de pronto preocupándose.
‘’ Mejor de lo que debería’’ respondió Gary.
‘’Entonces, toma’’ dijo antes de pasarle el maletín, el hombre lo tomó y rodando los ojos entró a la otra oficina, no sin antes decir:
’’No me digas que hacer, niño’’
Cuando el abogado le dio la espalda, Niall solo sacó la lengua burlándose, una actitud bastante infantil, pero sin dudas divertida.
Sin más remedio se sentó en una de las sillas de plástico cercanas, rogando porque su amigo saliera de ese lugar sin ningún tipo de cargo.
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Jane golpeaba rítmicamente su pie contra el suelo de granito, observando atentamente a los oficiales que danzaban de un lado a otro de la habitación, en sus manos llevaban carpetas y tazas de café, algunos de ellos bromeaban con las secretarias, mientras otros hacían su trabajo llevando y trayendo a personas detenidas a cada momento. Jamás pensó que en solo una comisaría de Londres hubiera tanta afluencia interna. Ya no estaban en la misma área de antes, ahora más bien, descansaban en una área de sofás cerca de las oficinas, incluso si se veía por la pequeña ventanilla podía ver la rubia cabellera de Niall, cerca del otro lado de la pared.