Cap.21

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 ‘’Adiós mamá, adiós papá’’ la muchacha de pelo oscuro saludó antes de partir, a su lado el chófer colocaba cuidadosamente las valijas en la parte trasera de vehículo, oculto tras su gorro, haciendo oídos sordos al tono agrio de una despedida.

La madre de la chica, ensanchaba sus mejillas, tratando de retener las lagrimas que luchaban por salir a la vista, le dolía aquello, dejar ir a su hija, de nuevo. Justo ahora quería que fuera aquella niña de sonrisa indeleble, que solía corretear por la casa con su padre tras ella, jugando a las escondidas, aquella niña que llegaba al mediodía del jardín de infantes, y se lanzaba encima de sus padres para besarles toda la cara, la misma que solía acurrucarse en el regazo de su mamá por las noches, mientras su padre leía un cuento hasta quedarse dormida, quería que se quedara con ella. Sin embargo sabía que eso sería sumamente egoísta de su parte, incluso se sentía sínica diciendo eso.Y pensar que fueron apartadas por tanto tiempo. Debía aceptar que su Pequeña Jane, ya no era tan pequeña, aquella chica de vaqueros ajustados y converse con blusa de cuadros, era toda una mujer, una con amigos, vida y hasta un lindo chico en Londres, pensaba que su hija tenía derecho a vivir feliz, y si eso implicaba estar lejos de ella,  simplemente era lo mejor.

El estado de Jane tampoco era muy diferente, podía notar los ojos cristalinos de su madre, no le sorprendería que ella estuviera igual en ese instante. La pregunta sería ¿Extrañaría a sus padres después?

Por supuesto que lo haría, justo ahora lo estaba haciendo y ni siquiera había partido, perder a sus padres una vez y, de una u otra manera, perderlos de nuevo, la rompía por dentro. suplicaba un poquito más de tiempo,  cuatro días no era suficientes, para sanar corazones rotos, ni siquiera para aclarar sus argumentos, pero ¿Para qué quería eso? ¿Para rememorar el pasado?

‘’Deja que muera el pasado si quieres vivir el presente’’ recordó esa frase con claridad.

Sería como caminar descalzo sobre vidrio roto, un acto puro de masoquismo.

Mejor concentrarse en lo que le esperaba, Londres, justo ahora no quería volver allá, ella quería a su mami y a su papi, como en los viejos tiempos. Después de todo había contado los días encerrada en aquella maldita clínica, rasguñando el cabezal de la cama cada noche, esperando a que alguien fuera a rescatarla. Pero eso nunca sucedió. Ese era su sueño y no podía  y no quería renunciar a él, y aunque le doliera tendría que acostumbrarse a ello.

La palabra –independencia- merodeó por los rincones de su cerebro.

Dennis terminó de acomodar las tres maletas, haciendo sonar la puerta de la cajuela al cerrarse.

Supieron los cuatro entonces que era hora, la realidad aparecía a la vuelta de la esquina, y cada quien debería volver a su vida.

Las lágrimas no dudaron en salir a la superficie, en este caso de los ojos de Jane, que goteaban incontrolablemente, mojando  con silenciosas cataratas la cara de la chica.

El señor Williams, que hasta ahora mostraba su cara más seria, volteó su rostro, aquellos momentos sentimentales no iban con su imagen, por lo que prefirió mantenerse al margen.

‘’Mamá…’’ dijo la chica con voz espantosamente estrangulada, lo que les partió el corazón a sus progenitores.

Lynn hizo un esfuerzo sobrehumano, para no llorar, debía ser fuerte. Así que se acercó a ella, antes de envolverla en un caluroso abrazo.

‘’Te amo hija, nunca lo olvides’’ repitió las palabras de día anterior, palabras que reconfortaron a Jane hasta el fondo de su corazón. Lynn solo esperaba que ellas fueran algún tipo de consuelo para su hija.

Walls ||En edición||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora