Cap.39 segunda parte.

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Sus respiraciones calmadas era lo único que rebotaba en las paredes de la habitación. Jane mantenía su mano en el pecho del muchacho, al tiempo que su cabeza se escondía en el espacio de su cuello y hombro.  El cabello de Harry caía por su cara y se desparramaba un poco sobre la de Jane, revolviéndose a su vez con el azulino del cabello de ella, creando un completo contraste. Harry trazaba espirales y figuras en forma de ocho sobre sus caderas descubiertas. Ambos habían permanecido sin camiseta, sin embargo se habían terminado recostando esperando algo que no llegaría; puesto que ninguno sabía que era.

Harry hacía sentir a Jane muy cómoda; digamos que  el acompasado ritmo de su corazón era tranquilizante, y su piel tibia era agradable si podías disfrutar de la misma posición de Jane. Quizá era por esa razón  casi se dormía cada vez que sus ojos se cerraban por inercia.

Cuando el chico se dio cuenta de que el sueño de nuevo trataba de convencerlo también. Liberó su brazo del agarre de Jane delicadamente, y se puso de pie  para tantear el piso en busca de su camiseta y su bolso.

Distinguió el material suave de franela a un lado de la puerta, e inmediatamente se lo colocó. Lo mismo hizo con el bolso, que colgó sobre sus hombros. Aún estaba muy cansado por el desvelo consecuencia de  la fiesta, así que quería ir a casa para descansar y que, aún así, le diera  tiempo de estudiar para su evaluación.

Tanteó en el bolsillo trasero de su pantalón; en el encontró su celular, que inmediatamente chequeó para observar la hora. El acostumbraba a llevar un reloj, pero ese se encontraba ya guardado en su maleta, y no le apetecía desarmar todo. Él reloj digital marcaba  las cinco menos cuarto de la tarde, había estado mucho tiempo con Jane y, aunque no se arrepentía de ello, debía apurarse si quería que todo se diera como pensaba.

‘’¡Hey!’’  Se puso  de cuclillas para mover el hombro a la chica que transitaba al filo de la lucidez y el sueño ‘’Debo  irme’’

Jane solo abrió sus ojos lo suficiente para sonreír en señal de que estaba bien. Harry la besó brevemente y soltó una risita. Estaba a punto de caer rendida.

‘’ ¿Te ha parecido eso suficiente como para soñar?’’  Harry creó una sonrisa en sus labios.

‘’Sobreviviré’’ dijo un poco risueña.

El muchacho revolvió su cabello en la coronilla, y depositando un ligero beso en su frente, se apartó para salir de una , buena y definitiva, vez.

La muchacha suspiró, mientras miraba la puerta y una sonrisa estúpida se instalaba en su cara. Pero es que era inevitable, porque cada que lo pensaba, más se convencía de la compañía de Harry era algo que disfrutaba, la hacía sentir bien. Y le brindaba  ese calor extraño y reconfortante que hacía que su corazón  se hinchara continuamente. Harry le hacía sentir como en casa. Y eso  le hacía feliz, casi tanto como la asustaba.

***

Probablemente unas horas antes se había sentido afortunada porque a pesar de la ajetreada noche que había tenido, los síntomas típicos no causaron efectos en ella. Sin embargo, en ese momento se arrepentía de haber cantado victoria antes de tiempo.

La  segunda vez que despertaba el día, menos cansada que antes, estuvo ligeramente ensombrecida por el dolor punzante que azotó su cabeza en el momento en el que se dispuso a incorporarse. Chilló, aquello era una completamente una mierda, lo decía ella; la chica que nunca había tenido una resaca tan fuerte en sus ya diecinueve años de vida.

Fracasando en el intento de ignorar las punzadas que se extendían por sus sienes, se incorporó sobre sus codos, de modo que pudo desenroscar el nudo de sábanas que la mantenía presa  y desplazarse hacia su el mueble para cubrir su torso con una suave camiseta.

Walls ||En edición||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora