Cap 40.

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Esa mañana me había despertado demasiado temprano para mi gusto; la razón de ello probablemente fue el hecho de que, entre los malos hábitos al dormir,  tiré las cobijas en algún lugar y eso me dejó completamente desprotegida de corrientes que enfriaban el clima en mi habitación. Despertar con frío no es la mejor sensación del mundo.

De todas maneras, ya no pude hacer nada para evitarlo, por lo que, lo único que atiné a hacer fue a alistarme más temprano de lo común, y a pasar las pocas horas restantes viendo las redes sociales en el celular y la laptop de Cassie. Pensé que necesitaba urgentemente una computadora.

Tumblr. Así como algunas personas necesitan de twitter y facebook, yo necesitaba de tumblr y weheartit porque  de lo contrario no se qué haría con mi vida. El problema, o mejor dicho, mi problema con ellos es que me resulta imposible dejarlos una vez que comenzaba a ver el tablero. Adictivos son las mejores palabras para describirlo. Lamentablemente, esos últimos días no había estado muy al pendiente de ellos, creo que el hecho de tener a cierto chico rizado y varios amigos cerca, hacían que me olvidara de aquello que solía hacer.

‘’ ¡Jane, hora de irnos!’’ y ahí estaba Cassie, recordándome que ya debíamos irnos. El tiempo se me había ido volando.

‘’ ¿Qué? ¿Tan rápido?’’ pregunté boquiabierta. Mi amiga asintió.

‘’Oh bueno, dame un minuto’’ dije, asumiendo el hecho de que había perdido mucho tiempo al distraerme con el internet.

Así que mientras la chica de pelo fucsia encendía mi auto, yo tuve que corretear por toda la casa en busca de mis libretas y bolso, además de tomar algo de desayuno antes de salir finalmente de allí, justo cuando Cassie comenzaba a hacer sonar la bocina del auto.

Nota mental: Jamás entrar a internet si tengo que salir.

***

‘’Muy bien, alumnos. Ahora les entregaré sus últimas evaluaciones  para que tengan una idea de su progreso. Mi consejo es que, aquellos que no lograron aprobar la mayoría, se esmeren si quieren por lo menos llegar a la nota mínima necesaria’’ la  señora Jennifer se encontraba en su escritorio, recostando sus caderas en este mientras hojeaba las páginas ocultas en una carpeta  naranja.

Se enderezó, abrió la carpeta y nombres comenzaron a ser disparados por orden alfabético. Debo admitir que me sentía un poco nerviosa, pero no demasiado, puesto que, aunque su materia no era mi fuerte, yo me había esmerado mucho con las lecciones y, sinceramente, no esperaba que mis calificaciones fuesen algo de lo que preocuparme.

‘’Williams’’ llamó la profesora casi al último, ya que mi nombre terminaba en W.

Mi silla chirrió un poco cuando la aparté, de modo que pude levantarme y recibir  el par de trabajos que la profesora me entregó sospechosamente sonriente.

Al principio pensé que tal vez eso se debía a que había tenido buenas notas, pero al revisar la ponderación escrita con tinta, mi cara se  transformó completamente.

¿Era aquello una broma?

Mi promedio distaba mucho de  la mínima necesaria para pasar el año, por ello, muchas cruces rojas marcaban las respuestas tanto del examen como del ensayo. Por unos momentos me sentí inútil, las lagrimas ardieron en mis ojos, no tenía idea de que era aquello que pasaba.

Con la autoestima arrojada y, pisoteada en el piso,  di un vistazo a las respuestas de la prueba, tratando de rectificar los errores que había cometido.

Entonces me di cuenta de algo: esos no eran mis trabajos. Las respuestas estaban completamente mal, pero yo estaba segura de que no las había escrito.

Walls ||En edición||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora