Terminaba de acomodar el segundo zapato en mi pie cuando la puerta del salón se abrió y un par de voces formaron parte del ambiente, me dije a mi misma que los chicos ya estaban ahí, por lo que debía apurarme.
Ajusté mi chaqueta, moviendo los hombros hacia los lados, y me dirigí al estrecho baño de la habitación, donde desenredé con un peine de púas separadas mis rizos, solo para desenredarlos porque peinarlos perfectamente dañaría las ondas, luego pasé mis dedos por los frascos y envases en la encimera, decidiendo que combinación de productos esta noche debería usar, entonces mi vista se topó con un envase pequeño lleno de gel negro y me apresuré a sacarlo del grupo. Apliqué la sombra color plomo oscuro en mis parpados, últimamente los ojos oscuros se habían convertido en un vicio para mi, desde los delineadores a las sombras, sentía que podía llevarlos todo el día. Usé corrector para disimular unas cuantas imperfecciones y por ultimo solo apliqué un bálsamo en mis labios, sabiendo a donde ibamos, no quería parecer fuera de lugar, pero tampoco quería lucir como las mujeres que por ahí se paseaban, así de sencillo.
La chaqueta negra se ciñó una vez más bajo mis hombros junto a la camiseta blanca por dentro, llevaba mis jeans oscuros, casi negros, desgastados en las rodillas y unos zapatos con un poco de tacón, pero lo suficientemente cómodos para correr si era necesario, todo eso, combinado con mis cabello azul ligeramente degradado, no era más que un espectáculo. Me sentí como una modelo de Tumblr cargada de maquillaje y con cabellos de colores.
Salí de la habitación quitando los cabellos que se habían metido en el cuello de mi chaqueta, los tacones sonaron en el piso a medida que la imagen de la sala del apartamento se hacía más clara, mi vista panorámica se basó en la cabellera rubia y los rizos alocados saliendo muy por encima de espaldar del sofá. Me acerqué a ellos, y Harry sonrío cuando me senté a un lado y besé su mejilla, su brazo pasó por mi hombro y sus chispeantes ojos se dieron un momento para observarme antes de que Cassie apareciera por la puerta gritando un sonoro: ¡Estoy lista!
Ella llevaba un lindo abrigo negro parecido al mío, pero este llegaba por debajo de sus caderas y disimulaba parte de los leggins bajo este, vestía también una blusa color rosa palo por dentro de todo, a juego con los detalles de sus zapatos no tan altos, me alegré de no ser la única que optaba por algo cómodo. Cassie saludó recatadamente a Niall y no pude sofocar una risita, no había motivos para permitirse ocultarse, en realidad, jamás hubo alguno, sin embargo, ese par tenía un empeño en disimular bien -no tan bien- sus cosas.
Abandonamos la casa, no sin antes asegurarme de dejar las puertas cerradas, coloqué la llave en el bolsillo de mi chaqueta y tomé mi lugar anterior, con el brazo de Harry pasando por mis hombros mientras caminábamos hasta su auto. El estrafalario modelo estaba estacionado a un lado del aparcamiento y solo nos tomó unos segundos y el apretar unos cuantos botones por parte de Harry para que las puertas abrieran y nos internáramos en la calidez del automotor.
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Las ruedas se detuvieron suavemente sobre el asfalto, las luces delanteras titilaron y el motor se mantuvo en mínimo por cortos segundos en los que los cinturones de seguridad volvieron por el camino de sus cuerdas y se atascaron en el mismo lugar de siempre, dándonos la oportunidad de retirarnos de allí cuando el clic de la llave en la caja logró que el sofisticado sistema diera un siesta mientras la maquina se apagaba.
El aire contaminado golpeó mi cara como un látigo, uno con un olor desagradable a polvo pegado al asfalto, goma de mascar y fusibles quemados, pero es que no era para menos, porque solo unos metros más allá, las carrocerías de los autos resplandecían bajo la luz de los faros colgados de las vigas del techo que creaban la estructura del galpón, futuros competidores que exponían sus maquinas al ojo de sus iguales.
