Capítulo 1: Ciudad Pacífico. Caro

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Caro se despertó con un sobresalto y miró la hora en su reloj despertador. Las manecillas fosforescentes marcaban las 4:00 a.m. La joven suspiró aliviada. No era el momento para quedarse dormida por vez primera en su vida. Ese lunes debía ir a su trabajo una hora antes, a las 7:00. Tenía una importante reunión. Había trabajado tres semanas corridas, dos horas extras por día, pero no habían aparecido en la última liquidación de su sueldo. Por esto, ese día reclamaría sus leales. Y como era todavía temprano, suspiró de forma placentera, enrolló las piernas en las sabanas y apoyó pesadamente la cabeza en la almohada. Miró la ventana a la espera de dormirse otra vez. Como siempre, le llegaban los sonidos de la calle: los autos rugiendo, zapatos repiqueteando la acera, perros ladrando. Lo contrario de su silencioso departamento. No obstante, lo que le llamó la atención fue que hubiese tanta actividad afuera a esa hora. Incluso, algunos rayos de sol ya comenzaban a filtrarse por las hendiduras de la persiana americana, dibujando pequeños cuadrados de luz a lo largo de la pared. De pronto, Caro abrió los ojos en redondo. Preocupada, se incorporó de un salto, las sábanas cayeron al suelo, tomó el reloj despertador y comprobó angustiada que las manecillas estaban paralizadas. Arrojó el aparato a la cama. Con desesperación, tomó su celular y advirtió que era en verdad las 5:40 hs.

<<Carolina, mueve ese culo enorme ―se urgió―.¡Vas a llegar tarde! ¡La mamba negra!>>

Y no le gustaba hacerlo. Recordó que su padre hasta fue a trabajar una vez con un brazo en cabestrillo. También su abuela, a pesar de su edad, con sus manos repletas de cayos, trabajaba hasta los domingos cosiendo encorvada sobre su vieja máquina. Caro no podía ser menos. Por esto, nunca faltó a su trabajo. Era muy responsable. Mucho más teniendo en cuenta que su empleo en el Súper West era el primero a sus veintiún años.

Colmada de nervios, se lavó los dientes a las apuradas. Ya los días, lamentablemente para ella, eran cálidos, así que dormía solo en bombacha y con una remera vieja encima. Al quitársela, dejó al descubierto sus senos: níveos y de pezones como pequeñas cerezas. De los nervios, le costó abrocharse el corpiño más que de costumbre. Es que sus pechos eran enormes. Caro era una muchacha "rellenita" como decía su abuela. Ella recordaba que en el pueblo le decían "la chica melones". Al mirarse al espejo, suspiró como todos los días por sus caderas tan anchas. Lamentaba no tener una silueta estirada como las que veía en las portadas de las revistas.

<<El lunes próximo ―pensó―. Lo prometo.>>

Se terminó de vestir, le costó subirse el cierre del jean y, como la ocasión lo demandaba, se puso sus zapatillas más nuevas. Aunque de pronto, lamentó no tener un traje elegante.

<<Si eres humilde, no hay por qué avergonzarse>>,se dijo a sí misma.

Ya vestida, se colgó al cuello una cadenita con una pequeña medalla dorada, recuerdo de alguien importante para ella y se ató el pelo rubio y enrulado en una cola bien ajustada. Tomó su mochila y cargó su uniforme limpio y planchado de repositora. Era azul y tenía la leyenda en la espalda ESTOY PARA AYUDARLO.

No tenía un buen sueldo y a duras penas llegaba a fin de mes. Por más que trataba de administrarse, le era difícil. Incluso, ya había recibido la intimación de corte de luz. Y además, estaba ese otro asunto que de solo pensar en ello le daban ganas de llorar...Por esto, contaba con las horas extras que debían pagarle y la promesa de un aumento pospuesta desde hacía meses. Precisamente ese día exigiría sus derechos.

<<¡Apúrate, Carolina!>>, pensó.

Su situación había empeorado el jueves de la semana anterior. Esa vez, Caro regresaba de trabajar y ni bien abrió la puerta, oyó que sonaba el teléfono de línea. Con torpeza, se apresuró a atender y casi tiró el aparato al suelo. Creía que se trataba de su abuela. Hacía días que no hablaban. Avergonzada, comprobó que la llamaban de la inmobiliaria para reclamarle el abono del mes de alquiler atrasado.

Aullidos, flama y un corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora