Era de noche. Dos jóvenes salieron por una puerta a la azotea de un edificio. Era uno muy alto, desde allí podían ver las luces de los barcos lejos en el mar. Les llegaba una pequeña brisa y distantes el rugido de los automóviles. Al encontrarse allí, ambos gritaron de júbilo.
―¡Lo logramos! ―vociferó el muchacho que vestía una remera negra con el dibujo de una calavera.
―Vamos, tomemos la foto. Lu y el Francés nos envidiarán ―respondió el otro, tan delgado que le decían "Hueso".
―Que se mueran. Sácame una donde se vea el mástil entero y después otras ―pidió el chico calavera y se acercó al poste de acero que terminaba en una luz roja parpadeante.
Hueso tomó su celular y apuntó hacia su amigo. De pronto, este último sintió que unas gotas le cayeron en la cabeza:
―Está lloviendo ―comentó.
―No seas imbécil. Ni siquiera hay nubes ―respondió Hueso.
El chico calavera miró hacia arriba y constató que el cielo estaba despejado y estrellado. Y entonces, las gotas se convirtieron en un pequeño chaparrón que alcanzó toda la terraza. Ambos muchachos se miraron preocupados.
―Saca la foto de una vez y larguémonos ―pidió el chico calavera.
Hueso asintió pero entonces señaló a su compañero:
―Te está sangrando la cabeza.
―A ti también.
Hueso se miró los brazos y las manos y descubrió que lo que les caía ya no era agua:
―¡Es sangre! ¡Cae del cielo! Yo me largo de aquí.
Así que ambos escaparon por la puerta.
La sustancia sanguinolenta continuaba cayendo desde la punta del mástil. Allí, había una joven atada con cadenas. Sus lágrimas eran las culpables de esa pequeña lluvia. Estaba descalza y llevaba puesto un vestido blanco que resplandecía en la oscuridad. Sus cabellos tenían un brillo extraño. Lloraba desconsolada ya que los muchachos se habían marchado sin rescatarla. Sin embargo, sabía que no podían verla ni oírla. Y ahora, con sus lágrimas, seguramente vendrían ellos. Así que, entre sollozos, abrió los ojos asustada y miró hacia abajo. Entonces, gimió del terror al ver unos seres, como monos de sombras y ojos luminosos, que escalaban a toda velocidad la torre.
―¡No! ¡Basta! ¡No se acerquen! ―exclamó y cerró los ojos del espanto. Forcejeó en un intento inútil de zafarse de las cadenas.
Los seres llegaron a ella y comenzaron a beber sus lágrimas. La joven gritó del miedo y el dolor, ya que el contacto con esos seres le quemaba la piel. Sin embargo, sus heridas sanaban pronto. Tampoco moriría de hambre ni de sed. Sin embargo, su cautiverio era para toda la eternidad. A menos que fuera rescatada.
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Aullidos, flama y un corazón.
WerewolfSOLO +18!!!! Algunas escenas son EXPLICITAS y contienen LENGUAJE ADULTO. #Primer lugar Mostlettersawards. #Segundo lugar Premios Arcoiris. Sinopsis: Caro deberá buscar pistas para encontrar a su madre a la que creyó muerta toda su vida. Esta aventu...