Los pajarracos, los verdaderos, estaban cerca de la vieja fábrica. En el sótano, todavía en forma de bestia, Yuri temblaba del miedo al ver su pecho surcado por ese tajo de luz verde fosforescente. Sin ninguna duda, también venían pajarracos verdes. Sus peores enemigos. Pero a los pocos segundos, la cicatriz se apagó. Entonces, Yuri decidió ocuparse del cofre y gruñó furioso como un perro que defendía su alimento. Con bravura y decisión, se agazapó y se preparó a saltar sobre las sombras.
Entonces, los guardianes dejaron de rondar el cofre e iniciaron su transformación. Pero esta vez, se multiplicaron: ahora eran veinte ángeles de monstruosas uñas verdes.
―La vez anterior te perdonamos la vida, pero ahora te mataremos. Sin embargo, si quieres huir, puedes hacerlo ―le dijo una de las sombras con una voz gruesa y retumbante.
Pero Yuri no estaba por retroceder. Así que se puso en guardia con valentía y determinación. Pelearía por los demás, no por él ni por su gloria personal.
<<La familia está ante todo>>, se dijo.
Los falsos ángeles verdes extrajeron sus espadas de sus entrañas y atacaron con rápidas estocadas de luces fosforescentes. Con furia, Yuri los esquivó saltando de un lado al otro y contraatacó con sus zarpazos.
<<No son reales>>, recordó.
De pronto, le llegó un mensaje de texto. El celular brilló y vibró dentro de su riñonera atada a su pata derecha. Yuri se alejó de las sombras. Con rapidez, abrió el mensaje utilizando con torpeza sus garras:
˂˂La abuela Betty está aquí, furiosa y con sus tartas.˃˃
Ante una advertencia como aquella, lo sensato era huir. Todo licántropo fue criado así desde cachorro. Pero el cofre estaba allí.
<<No puedo irme sin él>>, decidió.
Gruño y enseñó los dientes con coraje. Tomó impulso con sus patas traseras y saltó sobre sus enemigos. Le desgarró la garganta a uno de los ángeles sombra con sus garras y a otro con un mordisco de dientes metálicos. No tenían sangre, sino más sombra, ni siquiera tenían gusto a carne. Pero Yuri no se detuvo. Peleó con bravura.
<<¡Me llevaré ese cofre!>>, juró.
Entonces, advirtió desesperado que la caja dorada comenzó hundirse en el suelo, como si éste fuera de arenas movedizas.
<<¡Nooo!>>, se desesperó.
Aprovechando la distracción del lobo, varios ángeles sombras lo hirieron con sus espadas. El licántropo gimió dolorido. Y, entonces, todos se le subieron encima. Lo rasguñaron con sus uñas verdes de las alucinaciones. Yuri sufrió ante esos tajos ardientes en todo su cuerpo. Pero lo resistió e invocó el máximo de su poder. Con los dientes apretados, furioso, los rechazó como si fuesen simples insectos. Y luego, arrasó a todas las sombras con sus garras y colmillos. Ahora eran firmes y de metal reluciente, igual que sus ojos brillaban en la oscuridad como linternas.
<<¡Mueran!>>, enfureció.
Tras haber destrozado a sus enemigos, con desesperación, se lanzó y logró tomar con el hocico el cofre antes de que desapareciera.
<<¡Lo tengo!>>, se alegró.
Revirtió su transformación. Estaba desnudo, sudoroso y sucio de tierra y sangre. Al tener el cofre en sus manos, aulló y rió con alegría. No solo tenía el mapa, sino que había superado otra de las pruebas del Arat Tokrglor. Y además, había invocado su máximo poder. Jamás en su vida experimentó tanta fuerza brotando de su cuerpo. Pudo sentirlo fluir en su venas.
<<¡Al fin soy un lobo completo!>>, pensó.
Sin poder de la desesperación, abrió el cofre y efectivamente, allí vio que estaba el mapa. Era un trozo de cartón amarillento que irradiaba una luz propia. Estaba doblado por la mitad. Emocionado, Yuri decidió que solo Dimitri debería sacarlo del cofre. No veía la hora de entregárselo al Delert Mort. Tras cerrarlo, se permitió relajarse un poco, había pasado mucha tensión y miedo a morir. Pero se prometió que no volvería a caer en esa situación.
<<Estuve muy cerca de fracasar, pero ¡lo logré!>>, se dijo.
Y estaba orgulloso por ello, pero en vez de dejarse llevar por la vanidad, sentía que tenía ahora más responsabilidad con toda esa misión.
Pero de inmediato, recordó la advertencia de David. Así que se sobresaltó y buscó su celular. Lo encontró destrozado en el suelo. Lo había pisado durante el combate. De todas formas, se lo llevó consigo. Preocupado, advirtió que no podía avisarles a sus compañeros que ya tenía el cofre. Por esto, debía huir de ese sótano hasta el punto de encuentro. Se vistió con lo que le quedaba de su ropa. Se acercó al elevador y accionó el botón de llamada con insistencia. Al fin pudo oír el motor poniéndose en funcionamiento.
<<¡Vamos! ¡Vamos!>>, se alentó.
En ese instante, gritó dolorido y se arqueó del sufrimiento. La herida volvió a brillar como nunca en su vida y le dolió como si lo viviseccionaran con una brasa ardiente. El tajo se abrió y comenzó a segregar un líquido verdoso y que apestaba a pudrición.
<<¡Están aquí!>>, se alarmó.
Horrorizado, comprendió que esta vez, los ángeles verdes eran reales.
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Aullidos, flama y un corazón.
WerewolfSOLO +18!!!! Algunas escenas son EXPLICITAS y contienen LENGUAJE ADULTO. #Primer lugar Mostlettersawards. #Segundo lugar Premios Arcoiris. Sinopsis: Caro deberá buscar pistas para encontrar a su madre a la que creyó muerta toda su vida. Esta aventu...