Yuri de inmediato se dispuso a tomar el cofre y escapar cuanto antes. Las manos le temblaban y su corazón era una ametralladora.
<<Logré mucho en esta misión>>, se recordó.
Así que se convenció de que también podría llevar intacto ese cofre al Delert Mort. Aportar su granito de arena. Y luego, el líder al fin liberaría a su pueblo. Pero cuando avanzó tres pasos, vio emerger tres sombras del suelo y al cofre resbalar hasta quedar detrás de ellas. Tras un sobresalto, Yuri se puso en guardia. Alarmado, sabía que estos guardianes no lo dejarían pasar por las buenas y sus ataques no eran una ilusión.
<<Vencí a los guardianes en el callejón ―se dijo―. Tengo que volver a hacerlo.>>
Las sombras comenzaron a mutar y eligieron las formas de ángeles de largas y torcidas uñas verdes. Al contemplarlos, tras un gemido, Yuri retrocedió y, traspirando del miedo, comenzó a temblar.
<<No, no. Eso no. ¡No ellos!>>, se asustó.
Tuvo enormes deseos de huir despavorido. Se colgaría de la soga del elevador y no pararía hasta salir de ese sótano. Por más que fuera una mala idea, el aparato podría caérsele encima. Pero, entonces, tras un gruñido, negó con la cabeza con determinación. Estaba en juego la vida de sus seres queridos. Así que cerró los puños y se dispuso a pelear a pesar de que el cuerpo no dejaba de temblarle.
Los tres ángeles verdes se acercaron a él y extrajeron sus espadas también de ese color.
<<¡Uñas verdes!>>, temió.
Con desesperación, Yuri lanzó piñas y patadas, pero el miedo lo volvía débil y comenzó a retroceder. Sabía que eran ángeles falsos. Pero el miedo le quitaba fuerza y velocidad. En forma humana jamás podría vencerlos.
<<Debo convertirme>>, decidió.
Tomó el frasco de vidrio, le quitó el corcho y, desesperado, bebió el antídoto. Pero por más que quiso convertirse, no logró invocar ni siquiera sus garras. En ese instante, los falsos ángeles atacaron otra vez. Yuri intentó defenderse y evitar las estocadas, pero lo estaban hiriendo con sus dardos y espadas. El joven lobo veía haces de luz verdosa cortando la oscuridad. Ya tenía tajos por doquier, estaba perdiendo mucha sangre. Aterrado, comprendió que la muerte estaba cercana. Intentaba convertirse pero no podía, el miedo lo paralizaba.
<<Si tan solo hubiese podido entrenar más. Ni siquiera soy un licántropo con el 100% de su poder ―se lamentó―. Tendría que haberle dejado mi lugar a uno más poderoso que yo. Y no a un cobarde.>>
De pronto, una pared se abrió a su derecha y dejó al descubierto una celda oscura. Al verla, gimiendo de dolor, Yuri intentó alejarse a tropezones; pero apenas podía mantenerse en pie. Las sombras lo condujeron hacía la cueva a fuerza de sus ataques. Yuri lanzó puñetazos desesperados con sus últimas energías. Debía resistir. Es que con desesperación, veía que el cofre estaba detrás de sus enemigos y tenía que tomarlo para salvar a todos los licántropos.
<<Ayúdame rey Licaón ―imploró―. ¡No puedo morir!>>
Uno de los ángeles le quebró un brazo de una patada y otro le dio un gancho en el estómago. Sin aire, Yuri trastabilló y cayó en el fondo de la celda. Gruño de dolor. Al mismo tiempo, vio que se cerraba la pared de la cueva. Jadeando de la desesperación, advirtió que la celda estaba oscura por completo, ni su vista de lobo podía ayudarlo.
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Aullidos, flama y un corazón.
Hombres LoboSOLO +18!!!! Algunas escenas son EXPLICITAS y contienen LENGUAJE ADULTO. #Primer lugar Mostlettersawards. #Segundo lugar Premios Arcoiris. Sinopsis: Caro deberá buscar pistas para encontrar a su madre a la que creyó muerta toda su vida. Esta aventu...