En la televisión del departamento de la bruja había sintonizada una novela. Allí en verdad apestaba, principalmente el hedor a pis de gato. Entre los sofás de cuero rojo, la hechicera estaba de pie frente a su visitante inesperado. Sus manos temblaban y no dejaba de mirar con anhelo las ventanas.
―Piedad, demonio. Yo no te he hecho daño alguno. Y si lo hice, lo lamento ―suplicó la bruja con voz acongojada.
―¡Mátalo, Augusta! ¡Mátalo! ―agregó el espíritu.
Ryan no les respondió. Frunció el seño e intentó disimular su malestar, a pesar de que el zumbido en los oídos lo aturdía y sus músculos estaban agotados. Avanzó hacia ella, con pasos medidos, tratando de no tambalearse ni tropezar con nada.
―Por favor, yo...― insistió la mujer en sus súplicas.
―No seas estúpida, Augusta. ¡Recuerda lo que ordenó el aquelarre!
Al oír al espíritu, el cual apestaba a alcohol, Ryan se puso alerta y adoptó una posición de ataque.
La bruja asintió, tragó saliva y trató de fruncir el seño; pero lo cierto es que le seguían temblando las manos del miedo.
Por su parte, Ryan tensó los músculos, entrecerró los ojos y trató de calcular la distancia para saltar sobre la bruja y desgarrarle el cuello con sus zarpas negras. Pero, muy preocupado, advirtió que el mareo, el zumbido en los oídos, la vista borrosa, el agotamiento de sus músculos; todo esto lo entorpecía y lo volvía un ser débil e inútil.
<<Pero no puedo retroceder y volver otro día>>, se dijo.
Así que dio un salto e intentó caer con sus garras sobre su presa. También buscó picarla con su cola en punta de flecha. No obstante, sus movimientos eran lentos y torpes.
La bruja Augusta lo esquivó pero, tras un revuelo de sus faldas, chocó contra un mueble. Todos los adornos de cristal se estrellaron contra el suelo. De inmediato, la hechicera se arrancó la parte baja del vestido y se convirtió: sus patas de cabra blanca crecieron y le salió una serpiente coral a manera de siniestra cola. Era mucho más alta ahora.
―¡Vuela, Augusta! ¡Vuela! ―ordenó el espíritu borracho.
De inmediato, la bruja tomó un frasco pequeño de un bolsillo secreto de su vestido, se untó con el líquido del sapo en la cara y, a continuación, se elevó del suelo sin la necesidad de alas.
Con el corazón latiendo frenéticamente, Ryan se agazapó, midió la distancia y saltó hacia la hechicera nuevamente, blandiendo sus zarpas filosas. No obstante, la bruja lo esquivó levitando hacia un lado y como contraataque, lanzó unas estacas de hielo que brotaron de las palmas de sus manos.
<<Sabe que el fuego no sirve contra mí>>, advirtió.
Ryan se apartó y las estacas se estrellaron contra la alfombra persa. Como respuesta, el demonio usó el sofá para darse impulso y saltó contra el mito, y esta vez, alcanzó a hacerle un corte en las patas de cabras con sus garras. La bruja gritó dolorida y se escabulló volando hasta la otra habitación.
―¡Ácido! ¡Derrite al maldito demonio! ―profirió el espíritu.
Entonces, la bruja, desde el aire, lanzó un vómito verde y ardiente como el de su sapo. A pesar de su fatiga, Ryan lo esquivó y con los ojos inyectados de furia, la golpeó con una patada en el torso. La bruja salió despedida y su espalda golpeó contra la pared. De inmediato, con la idea de clavarla allí, Ryan, se lanzó contra ella blandiendo su lanza demoníaca. Sin embargo, ensartó la pared ya que la bruja se le escapó al levitar hacia un costado.
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Aullidos, flama y un corazón.
WerwolfSOLO +18!!!! Algunas escenas son EXPLICITAS y contienen LENGUAJE ADULTO. #Primer lugar Mostlettersawards. #Segundo lugar Premios Arcoiris. Sinopsis: Caro deberá buscar pistas para encontrar a su madre a la que creyó muerta toda su vida. Esta aventu...