Capítulo 54: El Final. Caro.

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Luego de la aventura en el barrio Santa María Misericordiosa, Caro llegó a su departamento junto a Yuri. Estaba feliz de haberse reconciliado con su amigo al que ahora podía llamar Yura.

Al fin llegaron a la esquina. El joven lobo se despidió con un abrazo. Caro se reconfortó al sentir su calor corporal nuevamente. Se alegró de que hubiese vuelto. Y cuando se separaron, quedaron cara a cara. De pronto, extrañamente, la joven se sintió incómoda y apartó la mirada un poco avergonzada.

<<Es mi amigo, no tengo por qué sentirme perturbada>>, se dijo.

Luego, Yuri la saludó a la manera europea y al fin se separaron.

Caro entró a su departamento abriendo la puerta lentamente. Estaba agotada, pero inmensamente feliz. Había logrado saber sobre su madre, tenía nada menos que una carta de ella, y por supuesto, que no pararía hasta encontrarla, enfrentase a quien tuviese que enfrentarse.

<<¿Cuál será esa verdad? ¿Por qué no pudiste contarme nada?... Oh, pero son palabras de mamá. ¡Está viva! ―se emocionó―. Y estuvo cuidándome todo este tiempo.>>

Había quedado con Yuri en encontrarse luego para charlar, ahora tenían que descansar luego de semejante aventura.

<<Un amigo hombre lobo>>, se sorprendió.

A pesar de conocerlo hacia poco, lo apreciaba mucho y confiaba en él plenamente. Era grato saber que no se había equivocado con Yuri. El joven rubicundo era tan valiente, simpático, agradable, abnegado y responsable con su gran poder. Caro estaba segura de que no abusaría de su fuerza sobrenatural. Y por sobre todo, le encantaba el diminutivo de su nombre "Yura". Y más feliz estaba que la considerara una amiga. Así que se prometió investigar sobre el asunto ni bien tuviera tiempo. Ahora quería saberlo todo sobre los mitos. Por esto, no podía esperar a que Yuri le contara toda su historia. Pero desde ya, se imaginó que sería muy distinto de lo que sabía gracias a las escasas películas que había visto del género.

<<Lo de la luna llena evidentemente no es tan así, puede convertirse cuando lo desea>>, comprendió.

Así que todo había salido bien, excepto por algo:

<<Ryan...>>, suspiró.

A pesar de todo, todavía seguía pensando en el vecino. Así que decidió mejor ponerse a pensar en sus quehaceres domésticos.

Puso la carta de su madre sobre su repisa de luz y la cadenita con la medallita de su padre arriba, como para tener los dos recuerdos más importantes de sus padres juntos. Luego, agregó el pañuelo en la caja de los recuerdos de su madre. Tomó uno de los frascos vacios de perfume. Aspiró deleitada. Sonrió con ternura al comprender que esa era la fragancia que había olido en el lugar secreto.

<<Mi madre no está lejos>>, pensó.

Puso a cargar su celular. Fue un alivio no haberlo roto cuando luchó contra la xonor. A continuación, como estaba sudada y se sentía muy cansada, se dio una ducha con agua bien caliente. Con regocijo, se quedó un largo rato dejando que el agua le cayera encima.

<<Oh, mi mente va a explotar>>, se dijo.

Al rato, se sentó a la mesa para dedicarse a hacer algunas ecuaciones. Esta vez, pudo concentrarse y encontró el significado de "x" con facilidad. Además, después de muchos días, al fin tuvo ideas para agregar a su libreta marrón: una chica se da cuenta que su mejor amigo es un hombro lobo. Y eso solo fue el principio, se le vinieron muchas ideas a la mente y no paraba de garabatear las pequeñas hojas. Su madre había dicho que debía seguir aprendiendo y no darse por vencida.

Aullidos, flama y un corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora