CAPÍTULO 9

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—¿Qué mierda Jul, qué? —pregunto fastidiada y Derek me toma la mano con fuerza. En ese momento, me relajo un poco y me da aun más valor para enfrentar a este idiota.

—¿Qué es esto? Te haces la ofendida porque terminamos, pero a la primera te lanzas encima de tu amiguito.

—Déjame ver si entendí bien, ¿tú me engañaste quizás por cuánto tiempo y yo no puedo besar a nadie nunca más en la vida? —suelto una risa seca porque a pesar de conocerlo demasiado bien, no puedo creer que sea tan hipócrita.

—Si tanto te afectó no lo estarías besando a él. ¿O es que me engañabas de antes con él?

—Creo que ahí te estás equivocando, en las dos cosas que dijiste porque, punto número uno: A pesar de que nuestra relación estaba totalmente desgastadas y por más ganas que tuviera nunca te engañé con Derek porque yo sí sé lo que significa estar en una relación y respetar a la otra persona —doy un largo suspiro mientras el otro no sabe cómo responder, una vocecita en mi mente me felicita por lo siguiente que diré—.  Y punto número dos: tu engaño no me afectó en absoluto de la forma en que piensas, por ti ni siquiera una lágrima he derramado y nunca lo haré porque no te amo y nunca lo hice. Sin nada más que aclarar, me voy a seguir besando a mi amigo. Adiós.

En el lugar hay un silencio extremo, al parecer todos están pendientes de la discusión y una vez que dejo de hablar, se escuchan aplausos o gritos apoyándome; haciendo que Eric arda de rabia.

Tomo la mano de Derek para que nos vayamos a un lugar más apartado porque no tengo ganas de seguir escuchando estupideces pero por su cara sé que no va a dejar pasar esta humillación tan fácil. Su orgullo es más grande que la casa de los Archibald y siempre debe tener la última palabra.

—¡Eres una perra! —grita y Derek me suelta la mano para ir a encararlo, por su cara furiosa y los puños apretados sé que va dispuesto a golpearlo sin importarle si luego le prohíben la entrada al local otra vez.

Alcanzo a detenerlo a un par de metros de mi ex y me queda mirando con confusión, no son necesarias las palabras para que se calme porque él sabe muy bien que sé cómo defenderme sola.

—Puede ser, pero al menos no soy un mujeriego patético que cambia una relación de dos años por una calentura pasajera. Aún así, te doy las gracias por hacerme el favor y dejarme libre porque créeme que desde que no estoy contigo, la vida me sonríe y lo he pasado mejor que nunca.

Se queda en silencio sin saber qué decir, así que me doy media vuelta y me comienzo a alejar nuevamente de la mano de Derek hasta que recuerdo que tengo algo más para decir por lo que le doy una mirada a Eric por encima del hombro.

—¡Ah! Y hazme el favor de decirle a tu hermano que deje de enviarme mensajes porque que tú y yo hayamos terminado, no quiere decir que vaya a tener algo con él. Sinceramente, los Miller en general, no son de mi tipo.

Y me voy. Y sí, tal vez sea una perra pero necesitaba hacerlo, ese idiota no me iba a tratar de esa forma sin que yo le respondiera y además, lo de su hermano es verdad. Desde que terminamos, no deja de enviarme mensajes y a pesar de que nunca los contesto, lo sigue haciendo. Hasta lo he bloqueado y me habla desde otro número. Es insoportable.

—¿Quieres que nos vayamos? —me pregunta Derek y ahí recién vuelvo a la realidad.

—No, quiero que bebamos.

—Dijiste que no beberías más.

—Sí, lo dije antes de enfrentarme a ese idiota —lo abrazo—. Sé que a lo mejor estuvo mal lo que dije pero siento como si me hubiese sacado un peso de encima.

—¿Bromeas? Estuvo genial —deposita un pequeño beso en mi frente—. Y creo que lo mejor de todo fue su cara con lo último. Esa es una de las cosas que más me gusta de ti, Juliette. Que no te dejas intimidar por nadie, que no dejas que ningún idiota te falte el respeto y eres tan inteligente que siempre tienes respuesta para todo. Y sobre todo, que no necesitas de nadie para defenderte porque lo puedes hacer muy bien tú sola.

Me sonrojo ante esa confesión y no me sorprende ya que últimamente mi tono de piel es del color de un tomate siempre que estoy con él. Me acerca con delicadeza con sus manos en mi cintura y me besa otra vez, enredo mis dedos en su cabello y me pierdo en sus labios.

Cuando nos separamos, entramos y nos dirigimos a la barra para pedir algo de beber. Comenzamos de a poco mientras bailamos y de un momento a otro ya siento que la felicidad corre por mis venas, lo que no es una muy buena noticia ya que es el primer indicio de que estoy ebria.

Doy un grito junto con la multitud cuando el dj dice algo y abrazo a Derek que se ríe, nunca me había visto así porque nunca había bebido la cantidad de alcohol que hoy. Él ha bebido bastante más que yo y estamos en igualdad de condiciones, cuando está ebrio esos ojos azules hermosos que tiene se vuelven demasiado brillosos y en cierto modo me encanta. Bueno, todo en él me encanta.

—¿Quieres que nos vayamos? —lo miro confundida—. Quiero enseñarte algo.

—¿A dónde me llevarás? —pregunto con una sonrisa ladeada.

—Eso es una sorpresa.

—La vida contigo está llena de sorpresas.

—Y eso que esto es solo el comienzo, Sky.

Cierro los ojos mientras lo abrazo por última vez y luego de la mano lo llevo hasta la salida. Estamos entre tomar un taxi o irnos caminando ya que Derek dice que el lugar no está muy lejos y que el aire tal vez nos ayude con la embriaguez.

Nos decidimos por la última opción y comenzamos a caminar tomados de la mano. El lugar no estaba tan cerca como él decía pero ni siquiera nos importa porque nos vamos riendo como locos y disfrutando más que nunca, al principio voy un poco desorientada pero confío plenamente en este chico y sé que nunca hará nada para hacerme daño.

A mitad de camino, creo que ya comprendo hacia donde vamos.

—¿Me llevarás al local? —pregunto y él me mira de esa forma que logra que me derrita.

—¿Qué comes que adivinas?

—No he comido nada, mejor culpemos al vodka —bromeo.

—Ya está terminado, solo queda esperar al próximo mes cuando cumpla los dieciocho para que funcione y quiero que seas la primera persona en verlo, después de los que estuvieron trabajando ahí, claro.

Sonrío porque que me haya dicho eso me hace sentir especial. Sé que siempre me hizo sentir especial pero ahora es distinto porque me ve como algo más que a una amiga y aunque no me quiero hacer muchas ilusiones para no terminar con el corazón roto, creo que ya es bastante tarde para preocuparme por eso.

—Ya estamos por llegar, necesito que cierres los ojos y confíes en mí. Quiero sorprenderte de verdad.

Hago lo que me pide y me dejo guiar por él, calculo que camino una cuadra con los ojos cerrados hasta que por fin nos quedamos quietos. Abro los ojos y estos se me llenan de lágrimas al encontrarme frente a frente con un gran cartel que dice «Club Skyler».

—¿Lo nombraste así por mí? —pregunto con la voz temblorosa, creo que el alcohol ya desapareció de mi cuerpo.

—¿Por quién más lo haría?

—Eres increíble, de verdad que sí.

Me abalanzo hacia él y me toma en sus brazos, engancho mis piernas en sus caderas mientras me come la boca de esa forma en la que me hace olvidar hasta cómo me llamo.

Supongo que muchos habrán notado que hay veces en que Derek me llama Sky, y eso solo tiene una explicación que es demasiado simple. Mi segundo nombre es Skyler y podría llorar de la emoción porque él se acuerda de mí en todo lo importante que hace.

Me invita a ver cómo es todo por dentro y quedo aun más maravillada, luce mucho mejor que cualquier club o bar al que hayamos ido y no me cabe duda que le irá bien en esto, su abuelo debe estar orgulloso de él, al igual que yo. ¡Dios! ¿Podría estar más enamorada de este chico?

Cuando llegue tu amor (LCA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora