JULIETTE
2013
—¡Vamos, Sky! Muévete, llegaremos tarde.
Derek entra a mi habitación mientras estoy dormida y el muy desgraciado corre las cortinas y me despierta. Mis horas de sueño son sagradas y quiero matarlo cuando me doy cuenta de que son las seis de la mañana. Eso no se lo perdono ni aunque sea mi mejor amigo.
—Te arrepentirás por esto, Archibald —lo amenazo, entonces, él se abalanza sobre mí y comienza a hacerme cosquillas, me retuerzo debajo de él para intentar escapar pero es mucho más fuerte—. ¡Basta! Por favor, Derek bello, por favor. No más cosquillas. ¡Basta!
—¿Te levantarás?
—¿Cuál es tu problema? —gruño—. Ningún ser humano normal de tu edad estaría despierto a esta hora.
Me sigue haciendo cosquillas y yo no puedo evitar reírme, sabe que soy muy cosquillosa y se aprovecha de la situación.
Estamos riendo ambos cuando escuchamos a mi madre aclararse la garganta desde la puerta, sé que si se ve la situación desde fuera es bastante extraño pero ella sabe que con Derek somos mejores amigos desde pequeños, casi hermanos así que no entiendo por qué luce molesta.
—¿Me puedes dejar un momento sola con mi hija, Derek? Por favor.
—Claro —dice saliendo por fin de encima mientras me apunta—, y tú, no vuelvas a dormirte. Te estaré esperando.
Le muestro mi dedo pulgar en señal de afirmación y sale por la puerta dejándome a solas con mi madre.
—¿Puedo saber que está pasando aquí? —pregunta mientras se cruza de brazos y yo la miro extrañada.
—Me vino a despertar para ir a no sé dónde, dice que es una sorpresa porque mañana es mi cumpleaños.
—Ve con cuidado por ahí, Juliette. No te olvides de quién es, te ilusionará y yo no quiero verte sufrir.
—¿De qué estás hablando, mamá? Sabes muy bien que somos amigos.
—Veo como lo miras, Julie. Podrás engañar a todo el mundo pero no a tu madre.
Y claro que tiene razón, bien dicen que las madres nunca se equivocan y la mía no es la excepción a la regla. Si nos ponemos a contar, llevo aproximadamente tres años enamorada de mi mejor amigo; él no lo sabe y estoy segura de que no corresponde mis sentimientos. Mamá también tiene razón en decir que debo olvidarme de todo eso, Derek no me ve como algo más que su mejor amiga y eso me está destruyendo cada vez más.
Hemos sido tan unidos desde que éramos pequeños, hemos ido descubriendo juntos la vida y aprendiendo de nuestros errores. Él siempre ha estado para mí y creo que eso ha sido lo que me terminó por confundir.
Cuando tenía trece años, un chico me invitó a salir, a Derek no le cayó nada bien la noticia y menos aún cuando volví de la salida y le conté que el chico me había pedido un beso pero que no se lo había dado por miedo a hacerlo mal.
—¿Querías besarlo? —preguntó mirándome directamente a los ojos, su mandíbula estaba demasiado tensa.
—Yo... No lo sé —dudé—. Supongo que sí, pero me da vergüenza hacerlo mal; sé que Eric ha besado a otras chicas y bueno yo... Tú sabes que nunca he besado a nadie.
—¿Quieres saber lo que se siente besar a alguien? —asentí tímidamente sin pensar en lo que me diría después—. Ven aquí.
—Pero...
—Vamos, Sky. Somos mejores amigos desde que tenemos tres años, hemos compartido todo, intercambiar un poco de saliva no arruinará nuestra amistad.
Entonces se acercó a mí y me besó, al principio suavemente y luego el beso se volvió más intenso, en ese momento él no sabía cuántas mariposas revoloteaban dentro de mí; no sabía que todas las mariposas que había sentido desde hace unos años comenzaban a tener sentido, no tenía idea de que me estaba enamorando lentamente de él.
Mi madre me deja sola para que pueda ducharme antes de salir, así que entro al baño bostezando aún y enciendo la música antes de ponerme bajo el agua, me pongo a bailar y a cantar Diamonds de Rihanna.
—So shine bright, tonight, you and I —mientras el agua cae por mi cuerpo yo uso el shampoo como micrófono—, we're beautiful like diamonds in the sky.
—No quiero interrumpir tu concierto, Rihanna, pero llegaremos tarde —la voz de Derek me toma por sorpresa aunque no demasiado, ya lo ha hecho antes y yo también.
—¡Sal de aquí! —le tiro por encima de la cortina el bote de acondicionar y lo escucho reír antes de cerrar la puerta.
Me envuelvo en la toalla y salgo a mi habitación donde él me está esperando, no sería la primera vez que me ve salir de la ducha así que lo ignoro mientras elijo la ropa que usaré.
—¿Qué debo llevar puesto a donde vamos?
—Mmm...algo cómodo, pantalones cortos o algo así.
—¿Me quieres mirar las piernas, pervertido? —bromeo y logro que sonría.
—Claro, que clase de hombre sería si no disfrutara de la vista. Tienes unas piernas muy lindas.
Me sonrojo pero, antes de que él pueda notarlo, saco un vestido y mi ropa interior para volver al baño. Cuando me pongo el vestido me doy cuenta de que hace mucho no lo usaba y está un poco corto, pero es verano aún y hay que aprovechar de un buen tiempo.
—Bueno, yo solo di la idea de los pantalones cortos pero ese vestido te queda mucho mejor.
—Silencio, Archibald. ¿Qué debo llevar?
—Con tu bikini y tu presencia, me basta y me sobra.
—Debo despedirme de papá, supongo que está en el establo ¿me acompañas?
Asiente y nos dirigimos a donde están los caballos. Mi padre, trabaja ahí y fue así como conoció a mi madre; cuando ella vino a buscar trabajo a la casa de los abuelos de Derek, que queda en el mismo sitio que la casa en la que vivimos, pero el lugar es tan grande que hay que caminar casi medio kilometro para llegar de una casa a otra.
—¡Papá! —corro a abrazarlo, tenemos una relación muy bonita y no puedo evitar abalanzarme sobre él siempre que lo veo—. Me vengo a despedir, no sé a dónde iremos pero te llamaré al llegar. Lo prometo.
—Muy bien, princesa. Y no caigas en sus redes —bromea apuntando a Derek y luego se pone serio—. Cuídela mucho, señor. Ella junto con Maggie son todo lo que tengo.
—La cuidaré con mi vida, Cole. Puedes darlo por seguro.
Luego de eso nos subimos al auto de Derek y comienza a conducir quién sabe a dónde pero no me preocupo, sé que igual que siempre me sorprenderá aunque nunca antes me había sacado de casa un día antes de mi cumpleaños. Debe haber sido porque éramos muy pequeños y ahora él puede conducir y no queda tanto para ser mayores de edad.
Conecta su celular a la radio del auto y me lo pasa para que yo elija la canción, siempre me deja elegirla. Veo que tiene canciones que hace unas semanas no tenía así que selecciono Payphone de maroon 5 y nos ponemos a cantar.
Cuando ya llevamos casi dos horas por la carretera, me hago una idea de a donde me lleva aunque no estoy muy segura, la última vez que fui a la casa que su familia tiene en Leitchfield tenía diez años y solo recuerdo que era preciosa, quedaba justo al lado de una laguna y nadie más tenía acceso a ese lugar aparte de ellos.
Tal como pensaba, diez minutos después entramos por el camino sin pavimento y llegamos a la casa, está un poco más arreglada de lo que recordaba, más hermosa aún y pareciera que es solo para nosotros.
Derek detiene el auto y se baja rápidamente para abrirme la puerta.
—Tu último día con dieciséis años será inolvidable —susurra en mi oído y logra que todo mi cuerpo comience a temblar.
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Cuando llegue tu amor (LCA #1)
Novela JuvenilDerek y Juliette son mejores amigos desde los tres años, comparten todo y no se imaginan la vida separados del otro. A medida que pasan los años, juntos van descubriendo la vida, aprendiendo de sus errores y viviendo experiencias que jamás podrán ol...