CAPÍTULO 29

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JULIETTE

Después de ir a comer algo rápido, recorremos Animal Kingdom por completo, vamos a Kilimanjaro Safaris, una atracción en la que se simula un paseo en safari y en donde vemos todo tipos de hermosos animales como si estuviésemos en África.

Desde que la adrenalina y emoción me hicieron besarlo sin pensarlo antes, Derek no me ha soltado la mano salvo para darme uno que otro beso y abrazarme. Sé que tarde o temprano tendremos que hablar pero en estos momentos no me interesa, me aferro con todas mis fuerzas a su abrazo y nos quedamos ahí por un largo rato. Luego seguimos avanzando y tomándonos un montón de fotos para inmortalizar esta experiencia única.

A las nueve de la noche, nos vamos al fin al hotel a descansar unos minutos antes de arreglarnos un poco para ir a Magic Kingdom. A medianoche, siempre lanzan fuegos artificiales frente al castillo de La Cenicienta y desde que soy una niña he querido presenciarlo. No hace falta que lo mencione porque Derek lo sabe mejor que yo y es él quién lo propuso hace un rato.

Lo primero que hacemos al llegar al hotel es lanzarnos a la cama y no, no de una manera romántica, sino que de la forma en que cayéramos. Nunca imaginé lo mucho que nos agotaríamos el primer día aunque la verdad es que no le he dado descanso al pobre, lo he tenido dando vueltas desde que llegamos así que cuando se duerme, lo dejo tranquilo por un rato mientras me doy una ducha y abro mi maleta para elegir ropa un poco más abrigada ya que a veces corre un poco de viento.

Lo primero que me encuentro al abrir la maleta hace que me sonroje de una manera increíble y agradezco que Derek esté dormido y no haya presenciado esto.

—Shelley —susurro, sacándolo de la maleta y dejándolo escondido en el último cajón del velador—, te voy a matar.

—¿Qué pasó? —pregunta Derek, todavía con voz de dormido y yo pego un salto que por poco me deja pegada en el techo. Afirmo con fuerza la toalla que tengo alrededor de mi cuerpo por si las dudas.

—Nada, nada. Creo que es hora de que te levantes, dormilón.

—¿Qué hora es?

—Faltan quince minutos para las diez.

—Mierda, dame diez minutos.

Se levanta de un salto y corre hacia la ducha aunque le digo que no es tan tarde. Al ver que no me escucha, me encojo de hombros y continúo con lo que estaba haciendo.

Me termino decidiendo por unos jeans rotos, una camiseta simple, una chaqueta de mezclilla y para terminar, mis infaltables Converse negras, algo muy al estilo Julie. Cuando Derek sale de la ducha, estoy maquillándome un poco para disimular mi cara de cansancio aunque no es mucho lo que puedo hacer porque no soy demasiado experta en el tema.

—¿Estás lista? —pregunta Derek y se mira por un segundo al espejo.

—Casi. No puedo creer que comencé casi una hora antes que tú y me hayas ganado igual.

—Es la ley de la vida.

Me ofrece la mano y salimos de la habitación hacia el paradero de buses, en donde tenemos que esperar unos cinco minutos hasta que llega a buscar a la gran fila que hay.

Llegamos al parque y no mis ojos se llenan de lágrimas sin poder evitarlo, todo es tal cual lo imaginé, solo que la sensación de estar aquí lo hace más perfecto todavía. Creo que le doy un leve apretón en la mano a Derek, logrando que me mire con una sonrisa y me dé un beso en la frente.

Entramos a una de las tiendas de souvenirs y nos tomamos fotos con todos los sombreros divertidos que encontramos, luego nos separamos por unos momentos para recorrer la misma tienda por nuestra cuenta y cuando nos volvemos a encontrar, veo que lleva una bolsa en la mano.

Cuando llegue tu amor (LCA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora