Juliette.
—Muy bien, chicos, recuerden leer el capítulo treinta y dos del libro que les dije y mañana lo conversamos en clases —anuncia el profesor de historia y geografía antes de dar por finalizada su clase.
Derek llega hasta mi asiento para que salgamos juntos, me rodea con un brazo y me besa la frente.
—Vamos, Pat nos debe estar esperando. Hoy nos vamos solos, Ginny va a la casa de Sybille y Shelley... bueno, no sé pero no vendrá con nosotros.
—Sí, solo tengo que preguntarle algo al profesor. Si quieres puedes adelantarte.
—No, te espero afuera.
Me acerco a la mesa del profesor y le consulto todas mis dudas con respecto a un trabajo que debemos entregar la semana siguiente, después de eso salgo al pasillo en donde Derek me está esperando y caminamos hasta la salida en donde nos encontramos a Pat que luce bastante nervioso.
—¿Y esa cara, Pat?
—Suban, rápido debo llevarlos a la clínica —con Derek nos miramos extrañados y luego volvemos la vista nuevamente hacia Pat para que se explique—. Internaron a Maggie.
Siento que pierdo todo el color de mi piel y un escalofrío recorre mi columna vertebral por completo.
—¿Qué? ¿Cómo que la internaron? ¿Va a tener al bebé?
—No lo sé... Yo, solo sé que no se sentía muy bien así que los fui a dejar a la clínica, luego vine a buscarlos enseguida así que no sé qué es lo que pasa.
—¿Mi mamá está bien?
—No lo sé, Julie, pero mientras antes nos vayamos antes lo sabremos.
Asiento apenas y me subo con rapidez al asiento trasero del auto, Derek se sube a mi lado y me abraza mientras yo siento que las lágrimas comienzan a rebalsar por mis ojos. Me repite una y otra vez que todo estará bien, que son cosas que pasan y que cuando llegáramos lo iba a comprobar pero yo no dejo de imaginarme lo peor, ¿qué pasa si ha perdido al bebé? Ya ha sufrido varios abortos antes y no sería extraño pero no sé si ella podrá soportarlo, estaba tan emocionada por esto. Bueno, todos lo estábamos.
Cierro mis ojos y le pido a quien quiera que me esté escuchando que estén bien, que solo sea una susto, que en un par de horas nos estemos riendo en casa de esto. Por favor que solo sea una exageración, por favor que estén bien.
El tráfico no parece querer colaborar con nosotros y siento que me desespero en cada minutos que paso arriba de este auto, he considerado incluso bajarme y correr hasta allí para ver si así llego más rápido pero sé que eso sería una estupidez; la clínica está al otra lado de la ciudad.
Casi cuarenta y cinco minutos después, entramos a la sala de Urgencias y encontramos a la señora Archibald en la sala de espera. Al vernos, se levanta de su asiento y se acerca hasta nosotros, cuando llega me rodea con sus brazos con cariño. Eso solo puede ser una mala señal.
—¿Qué tiene mi mamá? ¿Está bien ella y mi hermana? ¿Dónde está? ¿Y papá? —la atosigo a preguntas pero no me suelta ni siquiera para responder.
—Cole está adentro con Maggie mientras esperan los resultado de algunos exámenes, no es mucho lo que sé, querida. Lo siento.
—Pero, ¿qué pasó?
—No estoy tan segura. Acabo de llegar de Suiza, estaba conversando con tu madre en la cocina, le estaba diciendo que había contratado a otra chica para que se encargara de la casa para que ella se concentrara en su embarazo y los primeros meses de maternidad, sabes que se lo había ofrecido antes pero no había querido ni oír hablar de eso —niega con la cabeza—. Bueno, a Maggie le dolía un poco la cabeza pero todo parecía estar bien hasta que sintió un dolor en el lado derecho del abdomen y me preocupe pero dijo que no era nada, que la bebé debía estar dando patadas así que lo dejamos estar. Luego, un rato después me miró un poco confusa y me dijo que sentía una especie de ardor estomacal y que ahora sí estaba asustada, le dije que la traeríamos enseguida a urgencias aunque no quisiera y aquí estamos.
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Cuando llegue tu amor (LCA #1)
Teen FictionDerek y Juliette son mejores amigos desde los tres años, comparten todo y no se imaginan la vida separados del otro. A medida que pasan los años, juntos van descubriendo la vida, aprendiendo de sus errores y viviendo experiencias que jamás podrán ol...