CAPÍTULO 46

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Derek

Me siento terrible. No debí haberla dejado sola después de que Maggie nos encontrara, debí haberla acompañado a hablar con ella, darle a conocer mis intenciones y convencerla de que de verdad estoy enamorado de su hija, que no planeo hacerle ningún daño. Y ya que estamos, también le preguntaría qué problema tiene conmigo, ¿por qué no soporta la idea de que Julie y yo nos queramos? Siempre creí que me quería pero supongo que solo hacía su trabajo y no me consideraba como de la familia como yo lo hacía con ella.

Esa idea me duele más de lo que me gustaría admitir, Maggie siempre ha sido como una segunda mamá para mí, ha estado con nosotros incluso más que mamá y creí que teníamos un vínculo especial pero al parecer era solo por mi lado.

Una vez que llego a Nueva York, tomo un taxi que me deja en la entrada del departamento. Ayden ya está aquí, porque viajó ayer y yo estoy agradecido que sea así porque muero de hambre y estoy seguro de que mi amigo ha preparado algo para comer, o hay alguna sobra de ayer. El resultado es el mismo, Ayden McKenzie cocina de maravilla.

—¿Qué tal todo? —pregunta cuando ya me he instalado y estamos frente al televisor viendo un partido antiguo de fútbol americano con una cerveza en la mano—. Supe que te arreglaste con Julie.

Eso me hace poner los ojos en blanco antes de darle un sorbo a mi cerveza.

—Mi hermana no se guarda nada, ¿eh?

—Estaba que se ponía a hacer porras porque habían vuelto, lo de ser porrista le ha pegado bastante fuerte.

—¿Alguna vez creíste que la verías en el equipo de porristas?

—Ni en mil años, aunque debo admitir que el uniforme le queda bastante...

—¡Alto ahí! —le lanzo un cojín y suelta una carcajada—. Cuidado que sigue siendo mi hermana.

—Está bien, lo siento. Entonces, ¿cómo fue la reconciliación? —eleva ambas cejas y le vuelvo a lanzar un cojín para que se calle.

—No voy a hablar de eso. Además, las cosas no están del todo bien.

—No me digas que volvieron a pelear. Solo fue una semana y media, Derek.

—No, con Julie estamos mejor que nunca y ¿qué crees? —él se encoge de hombros y yo sonrío de oreja a oreja—. La han admitido en la escuela de periodismo de Columbia para este año, podremos estar juntos al fin sin la maldita distancia.

—¡Eso es genial, Der! ¿Cómo podrían no estar del todo bien las cosas entonces?

—Maggie nos ha descubierto en medio de... algo. Ya sabes.

—¡No!

Le cuento la historia, saltándome uno que otro detalle que no viene al caso y una vez que termino no puedo evitar sentirme culpable. Fui yo el de la idea y estaba muy seguro de que había cerrado bien la puerta, yo y mis malditas hormonas ocasionaron todo esto pero es que necesitaba estar con ella una vez más para sobrevivir estas semanas sin verla.

—No debería haberme ido, tendría que haberla ayudado a hablar con Maggie.

—Creo que lo mejor es que estés alejado unas semanas, las cosas se calmarán en algún momento y es Maggie de quién estamos hablando. Te quiere como a un hijo y te perdonará pronto, es solo que debe estar bastante shockeada, no debe ser fácil encontrar a tu hija en la cama con alguien, sea quien sea. Da gracias que no entró un poco después...

—No puedo dejar de preguntarme si de verdad me quiere a mí y a mis hermanos, o solo nos ha cuidado toda la vida porque en eso consiste su trabajo —sé que puedo hablar de estas cosas con mi mejor amigo, siempre ha sido bueno escuchando y me conoce lo suficientemente bien como para siempre decir algo que me anime.

Cuando llegue tu amor (LCA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora