CAPÍTULO 50

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DEREK

Shot, shot, shot shot... —grita una multitud mientras yo me termino el vaso de un solo trago y ellos rompen en gritos y vitoreos.

Un desconocido igual de ebrio que yo me ofrece un nuevo vaso recargado pero cuando lo voy a aceptar, una mano diferente la recibe y la deja encima de la mesa. Levanto la vista para reclamarle que eso es mío y me encuentro con la cara seria de mi mejor amigo.

—Ya has bebido demasiado, no quiero tener que llevarte a rastras al departamento... otra vez.

—No seas aguafiestas, una más.

—No.

Vuelve a tomar el vaso de encima de la mesa y lo voltea sobre el fregadero en medio de silbidos y gritos no demasiado amistosos, luego da media vuelta y se dirige hacia la salida con paso firme. Sé que está molesto conmigo así que lo sigo, no me gusta pelear con Ayden.

—No tenías que venir si no querías —digo a su espalda y él se gira, está enfurecido.

—¿Y quién se supone que te lleve a casa cuando termines tirado en el puto suelo una vez más?

—No necesito que cuides de mí, Ayden.

—¿No? ¡Mírate! ¡Eres un maldito desastre! —grita en medio de la calle y un par de personas se nos quedan mirando pero cuando deciden que es solo una discusión entre borrachos, siguen su camino—. Llevas todo el mes haciendo lo mismo y este no eres tú, has descuidado la universidad, tus notas están horribles y si no te lo comienzas a tomar en serio vas a perder el semestre, ¿es eso lo que quieres?

—Perdón por no ser tan inteligente y perfecto como tú, Ayd. No todos tenemos esa suerte.

—¿Tú crees que es suerte? ¿Tú crees que no estudio como un condenado para que me vaya bien? No me va bien por casualidad, me va bien porque me esfuerzo y si tú también lo hicieras, te iría mucho mejor así que no tiene nada que ver con la inteligencia.

—¿A quién mierda le importa la universidad?

—¡A ti debería importarte, idiota! —se lleva una mano al pelo en un gesto de impaciencia pero intenta tranquilizarse—. Mira, sé que tienes el corazón roto, sé que Julie terminó contigo y no ha dejado que la veas en ese maldito centro en el que está pero esta no es la solución. Beber y olvidar los problemas de vez en cuando está bien pero no todos los días.

—Tú no sabes de lo que estás hablando.

—Claro que lo sé y esto solo me confirma que lo que te dijo Julie era completamente cierto, ambos necesitan ayuda, no pueden depender tanto el uno del otro, no es sano, Derek.

—Esas son estupideces, es una maldita excusa. Si no quería estar conmigo debería habérmelo dicho de frente.

Ni yo me lo creo, pero es mucho más fácil estar enojado con alguien más que aceptar la realidad.

—Ambos sabemos que eso no es verdad. Julie se tomó un montón de pastillas porque creyó que nunca podría estar contigo, ¿de verdad crees que eso es sano? ¿De verdad crees que es una maldita excusa? El amor no se trata de depender el uno del otro y no saber qué hacer cuando el otro falta, el amor se trata de acompañarse, de amarse sin dejar de lado el amor propio para que así si un día termina, las dos partes no queden destrozadas al punto de no ver otra opción de acabar con sus vidas.

—¿Y tú qué sabes del amor, Ayden? —casi estoy escupiendo las palabras, ahora yo también estoy furioso—. ¿Qué sabe de amor el imbécil que engañó a la chica que amaba? ¿Porque la amabas, no, Ayd? Amabas tanto a Hannah que no tuviste ningún problema en acostarte con mi hermana mientras estabas con ella. Y ahora que andas jugando con mi hermana, que unos días sí y otros no. ¡¿Qué mierda sabes tú del amor?!

Cuando llegue tu amor (LCA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora