Juliette.
El secreto de Shelley me está matando y no es solo algo que perturbe mi mente, sino que está afectando mi cuerpo completo. Han pasado dos semanas desde el día de Acción de Gracias y no lo soporto más, no he ido al colegio en dos días porque estoy enferma, mamá me llevó al médico y dijo que estaba pasando por un cuadro de ansiedad, debido al estrés, que con tres días de descanso ya todo estaría mejor porque para todos, es el nuevo colegio que me tiene así, la exigencia de este. Pero mi problema no se acabará en tres días, ni siquiera en nueve meses, ¿cómo puedo preocuparme de mis calificaciones de la clase de historia después de esto? Mi mejor amiga está embarazada del mejor amigo de mi novio y de su hermano. ¡Esto es una puta telenovela!
Mamá ha estado muy pendiente de mí, me siento tan mal por eso, porque deberíamos estar celebrando la llegada de Ronnie y no preocupados por lo que me pasa. Me he instalado en mi antigua habitación porque como sé que mamá me dará en el gusto en todo, sin dejarme pedirle que no lo haga, no quiero que suba los tres pisos a cada rato. Debe cuidar su embarazo, sobretodo después de saber cómo acabaron los anteriores.
Le he dicho que no quiero ver a nadie porque no soporto ver a Derek a la cara, no soporto que me abrace mientras yo sé todo esto que no puedo contarle. Me dan ganas de vomitar al saber que estoy traicionándolo pero que tampoco puedo traicionar a Michelle. ¡Todo esto es tan difícil! Tome la decisión que tome, una de las dos personas más importantes de mi vida, sufrirá.
Alguien golpea mi puerta y no respondo, supongo que si piensan que estoy dormida, se irán. Sé que no es mamá porque salió a pagar unas cuentas y papá está trabajando, así que si no es ninguno de ellos, no tengo ninguna intención de ver a nadie.
Pero a la persona detrás de la puerta detrás de la puerta no parece importarle eso porque entra de todos modos y cuando veo que es Ginebra, sonrío levemente. Bueno, si somos sinceros, ella no hará preguntas que no quiero responder.
—Hola, Ginny.
—Maggie dijo que estabas enferma.
—Solo un poquito cansada, nada grave.
—¿Estás triste?
—Claro que no.
—¿Peleaste con mi hermano?
—No —me río por primera vez en días al ver su ceño fruncido—, todo está bien. Pero creo que me va haciendo falta algo...
—¿Qué? —abre mucho los ojos a la espera de mi respuesta.
—Un abrazo de oso de la niña más linda de está casa.
—¿Yo?
—Sí, tú. ¿Quién más?
Viene corriendo y salta encima de la cama, me planta un sonoro beso en la mejilla y me rodea con sus brazos. Yo hago lo mismo, me dejo impregnar por ese aroma infantil, por esa sensación reconfortante que a veces solo los niños pueden darte sin siquiera notarlo.
Le pregunto cómo ha ido su día y me comienza a contar todo, que tuvo una pequeña pelea con su amiga Sybille pero que luego se habían arreglado y compartido un helado. La escucho con atención, incluso cuando me cuenta que uno de sus compañeros le pegó plasticina en el pelo a una niña, todo esto me distrae del problema principal y lo agradezco de todo corazón. Desearía tener la edad de Ginny, a los nueve años la vida es maravillosa.
A la hora de cenar, le digo que vaya a comer con sus hermanos y aunque no quiere hacerlo sin que yo la acompañe, la logro convencer. Cuando pasa media hora, tocan de nuevo la puerta y vuelvo a sonreír.
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Cuando llegue tu amor (LCA #1)
Teen FictionDerek y Juliette son mejores amigos desde los tres años, comparten todo y no se imaginan la vida separados del otro. A medida que pasan los años, juntos van descubriendo la vida, aprendiendo de sus errores y viviendo experiencias que jamás podrán ol...