CAPÍTULO 49

1.3K 105 26
                                    

Juliette.

Despertar luego de que te seden siempre te deja un poco desorientada, sé que estoy en el hospital, sé que hablé con papá y que Derek sabe toda la verdad, sé que se fue enfurecido y a mí me dio un ataque de histeria al punto que tuvieron que afirmarme entre cuatro personas y administrarme algún fármaco que me hizo dormir como un bebé por un par de horas. Sé todo eso pero de todas formas me siento como una extraña dentro de este cuerpo, como si ya no me perteneciera, como si la Julie que todos conocía y querían ya no estuviera más.

La señora Archibald entra a la habitación cuando ya estoy más despierta y se sienta a mi lado sin decir nada, me siento muy avergonzada por lo que hice, abusé de la confianza que me tenía al sacar esas pastillas de su dormitorio y no hay excusas para eso.

—¿Cómo te sientes, querida? —pregunta con un tono de voz calmado y yo me pregunto si ella estaba enterada de todo esto.

¿Cómo debe haberse sentido cuando lo supo? Creí que mamá y ella eran amigas o lo más amiga que se puede ser cuando existe entre empleada-patrona pero yo no podría ser amiga de alguien que tuvo una hija con mi esposo cuando ya tenía un hijo conmigo. ¿Cómo se supera eso? ¿Cómo podía verla todos los días?

—¿Quiere la verdad o la respuesta premeditada?

—La verdad.

—Pues... creo que sigo un poco sedada así que supongo que por eso no duele demasiado pero de todas formas, siento como si un camión me hubiese pasado encima.

—Tenemos que hablar, Julie, ¿crees que estás en condiciones para hacerlo o prefieres que vuelva más tarde?

—Por favor dígame que no hay más secretos.

—Solo uno, y espero que pueda arreglar un poco todo esto. Me siento muy culpable por haberlo ocultado.

—¿Ocultar qué? —mi voz suena vacía, nuevamente sin rastros de emociones. ¿Será algún tipo de arma de defensa cuando la gente me está viendo?—. No creo que sea peor que Derek siendo mi hermano, ¿verdad?

—Derek no es tu hermano, Julie.

—Claro que lo es. Escuché muy claro cuando mamá se lo decía al señor Archibald.

—Eso es porque tú madre no sabía toda la historia, Frederic no es el padre biológico de Derek.

—¿Cómo?

Me comienza a contar toda su historia, cómo teniendo mi edad se enamoró perdidamente de un militar que la abandonó cuando supo que estaba embarazada, cómo pareció habérselo tragado la tierra, cómo su mejor amigo de toda la vida le prometió que todo estaría bien, que él se haría cargo de ella y de su hijo, que les dirían a todos que era de ambos para que nadie la denigrara, que se casarían y formarían la familia que ella tanto deseaba, tendrían tres hijos y una casa enorme; que nadie jamás dudaría de lo felices que eran.

Un par de lágrimas resbalan por mis mejillas mientras escucho, siempre he visto a Frederic Archibald como un hombre frío, calculador, alguien completamente diferente al hombre del que me habla su esposa con los ojos brillantes. Theresa Archibald lo adora, lo ama con su vida, es su alma gemela pero no está enamorada de él, ¿es eso posible?

—Yo no sabía que Maggie estaba embarazada cuando acepté casarme con Fred —se apresura a aclarar—, te lo prometo. De haberlo sabido las cosas hubieran sido muy diferentes, yo sabía que estaban enamorados pero supuse que eso ya había quedado atrás. No lo habría dejado abandonarla, lo habría obligado a ponerse los pantalones y dejar de actuar como un cobarde.

—¿Cree que se amaban?

—¿Que si lo creo? Lo sé, querida. Su amor fue muy intenso, dudo que alguna vez en la vida Frederic vuelva a amar a otra mujer como amaba a tu madre. Fue un cobarde y no supo enfrentar a su padre, pero el corazón de Fred latía por Maggie y todos a su alrededor lo sabíamos.

Cuando llegue tu amor (LCA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora