CAPÍTULO 47

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Juliette.

Abro los ojos varias veces pero no soy capaz de distinguir nada, me vuelvo a quedar dormida a los pocos segundos, menos ahora, creo que esta es la definitiva. Siento una pequeña molestia el la nariz y en la garganta junto con un cansancio que no había sentido en la vida, los párpados me pesan pero intento mantenerlos abiertos para examinar la habitación.

Papá está sentado en una pequeña silla a mi lado, duerme tranquilamente mientras me sostiene una mano. Una punzada de dolor me cruza el corazón cuando recuerdo por qué estoy aquí, hice una estupidez y eso no lo voy a negar, pero no soy capaz de explicar en qué estaba pensando porque no estaba pensando en nada, solo quería que el dolor se apagara de una vez, así como en esa serie de vampiros en la que tenían una especie de interruptor para apagar sus emociones cada vez que las cosas se ponían feas; lástima que en la vida no exista ese maldito interruptor.

No quería matarme, solo quería quitar el dolor, apagar mi mente por un momento pero no analicé bien las cosas antes de hacerlas y aquí estoy, sufriendo las consecuencias de lo que yo misma provoqué.

Me llevo una mano a la nariz y me doy cuenta de que hay un tubo dentro de ella, me pongo bizca pero no es mucho lo que veo. Miro nuevamente hacia papá, se ve tan cansado, debe haber pasado toda la noche aquí porque afuera ya amaneció y no puedo evitar preguntarme por Derek. ¿Alguien le habrá dicho lo que hice? ¿Ya sabe que somos...?

Un par de lágrimas comienzan a caer por mis mejillas sin que pueda contenerlas y lo que en un principio es un llanto silencioso, se convierte en uno descontrolado y escandaloso. Me comienzo a llenar de rabia y de dolor una vez más, ¿cómo pudieron hacerme esto?

—¿Julie? —papá despierta de golpe e intenta acercarse para abrazarme pero yo levanto los brazos.

—No me toques.

—Julie, por favor.

—¿Por favor qué? Me han mentido toda la vida —mi voz suena cortada por el llanto pero no me importa, esto es lo que soy ahora—, siempre supiste que estaba enamorada de Derek, sabías que estábamos juntos. ¿Por qué lo permitiste? ¡¿Por qué no me dijiste la verdad?!

—¿Crees que si hubiese sabido toda la verdad, hubiera dejado que crecieras en esa casa? ¿Que te acercaras cada día más a Derek?

—¿Cuándo lo supiste?

—Ayer en la mañana.

—¿Por eso estaban discutiendo? ¿Por eso pasaste por mi lado y casi ni podías mirarme? ¿Porque no soy tu hija, porque odias el hecho que haya venido de ese hombre?

—No digas tonterías, Juliette, eres mi hija y eso nadie lo va a cambiar. Soy tu padre hace quince años, he estado en todos tus grandes pasos y que no llevemos la misma sangre jamás ha sido un tema para mí. Si no te hablé ayer por la mañana, fue porque estaba molesto y demasiado golpeado por la noticia; no quería que lo notaras, no sabía cómo reaccionar, cómo decírtelo —niega con la cabeza mientras sus ojos se llenan de lágrimas—. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y fui egoísta, no pensé en nadie más que en mí. Lo siento mucho, mi niña, debería haber estado ahí para ti y no lo hice.

Sigo llorando desconsolada y dejo al fin que me abrace, él también deja libres su lágrimas y en parte, eso también me rompe el corazón. Aunque me siento traicionada por la mentira, nunca fue mi intención hacerlo sufrir, no de esta forma.

—No podría soportar perderte, Julie, eres mi vida. Si te pasa algo, no podría perdonármelo.

—Merecía saber la verdad. Toda.

—Lo sé, y lo siento mucho. No debimos dejar que las cosas terminaran así.

—La odio —entre sollozos, mi voz se escucha desgarrada y me aferro más a él—, la odio tanto. No tenía derecho a mentirme, la odio.

Cuando llegue tu amor (LCA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora