Juliette
—¿Qué haces aquí, Julie? —pregunta papá confuso cuando me cruzo con él en la entrada de la casa, parecía haber estado a punto de subirse a la camioneta. Lleva ropa vieja así que supongo que irá al campo de los Archibald a ver a los animales aunque sea sábado y no corresponda a su horario laboral, siempre quiere ver a los animales.
Me encojo de hombros e intento no mirarlo a la cara porque me he pasado la mayor parte del viaje llorando y no quiero que él lo note.
—Vivo aquí, ¿no? —mi intento de bromear no resulta porque la voz apenas me sale, soy un desastre.
—Creí que volvían mañana, ¿dónde está Shelley?
—Ella... ella se quedó allá.
—¿Pasó algo?
Cierra la puerta de la camioneta para acercarse a mí y lleva una de sus manos a mi barbilla para levantarla y que lo mire a los ojos. Una vez que lo hago, ya no puedo soportarlo más y rompo a llorar, me lanzo a sus brazos mientras él me acaricia el cabello. Me dice que lo que sea que me tenga así ya va a pasar pero yo sé que no es así, es el dolor más fuerte que he sentido en toda mi vida.
—No quiero que mamá me vea así —digo entre sollozos y él me da un beso en la frente antes de recoger mi bolso del suelo y lanzarlo sobre el pickup.
—Supongo que entonces no te queda más opción que acompañar a tu viejo a ver a los caballos.
Eso me saca una lleve sonrisa. Me limpio un par de lágrimas y asiento, hace mucho que no lo acompaño pero recuerdo que cuando pequeña siempre lo hacía y amaba estar ahí.
—Tú y tus caballos. No puedes dejarlos tranquilos ni el fin de semana.
Nos subimos a la camioneta y el comienza a conducir. El campo de los Archibald queda solo a quince minutos de la casa grande, es en dónde vivían los abuelos de Derek y todos nosotros por un tiempo pero luego el señor y la señora Archibald decidieron que les gustaría vivir en una área más urbana aunque no demasiado lejos del campo y así fue como también tuvimos que mudarnos todos.
Papá debe venir casi todos los días ya que está a cargo de que los animales se encuentren en perfecto estado para que las fabricas Archibald puedan entregar productos de calidad a sus clientes, entre otras cosas que también se hacen en este lugar y nada mejor que un veterinario apasionado para que se encargue de que todo se haga según las normas y con ningún tipo de maltrato.
Cuando nos bajamos, nos dirigimos hacia los establos y no puedo evitar sonreír cuando comienza con voz divertida a hablar con «Happy», su caballo favorito. Se parece a la que usa con Ronnie pero me niego a pensar que considere a ese caballo como nuestro hermano, todavía no llegamos a eso.
—¿Quieres que demos un paseo? —me pregunta mientras acaricia el lomo de su protegido—. Te gustaba hacerlo cuando eras pequeña y estabas triste.
—¿Crees que sea buena idea? Hace mucho que no monto.
—Eso no se olvida, lo llevas en la sangre. Vamos, te dejaré a Casper, es el más tranquilo.
Termino accediendo y se dirige hacia la última caballeriza para sacar al hermoso caballo blanco que algún día con Derek quisimos llamar en honor al fantasmita simpático. Eso hace que algo se retuerza dentro de mi estómago pero intento ignorarlo, no puedo pensar todo el día en él. Yo fui la que terminó todo, no tengo derecho a estar triste.
El paseo dura más o menos una hora y cuando volvemos me siento demasiado agotada, el viaje de nueve horas en un bus incomodo — fue el primero que encontré—, llorando y ahora este paseo, terminan con toda mi energía.
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Cuando llegue tu amor (LCA #1)
Teen FictionDerek y Juliette son mejores amigos desde los tres años, comparten todo y no se imaginan la vida separados del otro. A medida que pasan los años, juntos van descubriendo la vida, aprendiendo de sus errores y viviendo experiencias que jamás podrán ol...