CAPÍTULO 7

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Juliette

—¡¿Ya son novios?! —pregunta Shelley en un grito emocionada y la hago callar, no quiero que toda la casa se entere ni que las mucamas le vayan con el cuento a mamá. Además, no lo somos.

—¿Quieres hablar más despacio? No somos novios.

Michelle Archibald es lo más cercano que puedo considerar a una mejor amiga, es solo un año menor que yo pero nos entendemos a la perfección. Desde que tenemos aproximadamente ocho años, nos contamos todos nuestros secretos, antes de eso no nos llevábamos muy bien ya que ella me odiaba por «robarle» a su hermano.

Shelley le ha espantado a miles de novias por mí, sin que yo siquiera se lo pidiera y por eso siempre le estaré agradecida. También a recogido cada uno de los pedazos de mi corazón del suelo cuando su hermano sin querer lo ha roto, y debo decir que fueron muchas veces. No sabía que llegarían hoy de su viaje pero no pude recibirla con el entusiasmo que merecía ya que estaba afectada por lo que había dicho el padre de Derek. Claro que no debía estar ahí, esa no es y nunca será mi casa de verdad.

Cuando tocaron mi puerta, deseaba que fuera Derek aunque no me desilusioné tanto al verla ya que con Shell jamás te sentirías mal, ella siempre sabe cómo subirte el ánimo. Me exigió que le enseñara mi nueva habitación y yo, aún sin poder creérmelo del todo la llevé hasta ahí. Una vez que ella me contó todo lo relevante a su viaje, me preguntó por qué estaba tan risueña y yo me explayé. A eso viene su grito.

—¿Cómo quieres que hable más despacio? —al menos intenta hacerlo—. Me acabas de decir que se besaron, que se confesaron su amor. ¡Ambos idiotas! ¿Y no son novios aún? ¡Dios! Hablaré con él.

—¡Ni se te ocurra, Michelle! No quiero que piense que estoy desesperada, además por si no lo recuerdas, acabo de terminar una relación bastante larga. No estoy segura de querer otra.

—Julie, te llevo viendo babear por mi hermano durante años. Cualquiera te creería lo que acabas de decir, porque déjame decirte que fue una actuación bastante convincente, pero yo no caigo en eso. Te conozco demasiado —luego se levanta mientras observa todo lo de la habitación—. ¿Cuántas veces te dije que mi hermano te amaba? Dímelo, ¿cuántas fueron, Juliette?

—Muchas.

—Así es, muchas y tú, idiota no me lo creías. Podrían llevar años siendo novios pero no —alza los brazos al cielo como si estuviera pidiendo paciencia—. ¡Ay Dios! A veces me dan ganas de golpearlos con un palo pero bueno, ahora se confesaron su amor y lo dejaré pasar.

—Estás loca, Shelley.

—Lo sé, querida. Pero dime qué harías sin mí, sé que me extrañaste.

—Claro que te extrañé, idiota. Ya venía necesitando tus monólogos que me dejan todo más claro.

—A todo esto, no creas que me he olvidado —tiene una bolsa en la mano que no sé de dónde sacó y me la pasa—. ¡Feliz cumpleaños!

Me da un abrazo de oso que casi me deja sin respiración, me pregunto de dónde viene esa fuerza si es tan pequeña. Abro la bolsa y veo una bola de cristal, de esas en las que cae nieve y que sale el lugar que visitó. Este dice: «Aruba» y es hermosa. Shell me trae de estás de todas partes del mundo, ya que sabe que me encantan; tengo mi colección y todo. Aparte de la bola de cristal, también viene un bolso morado —mi color favorito—, que con letras color salmón también dice el nombre del lugar por todos lados.

—Gracias, gracias. Me encanta —comienzo a saltar de felicidad.

—¿Soy la mejor no? —enarca una ceja y yo me río. Michelle no sería una Archibald sin su arrogancia tan característica de ellos.

Solo por hoy.

Seguimos hablando un buen rato, le pido todos los detalles de su viaje e incluso me cuenta algunos que no quería saber. Ella es todo lo opuesto a mí, si le gusta un chico, lo encara enseguida. Si ella también le gusta, intentan algo, si no, dice que ya vendrán otros y no se hace problema. No tengo idea de cómo lo hace, si a mí me rechazaran creo que me escondería debajo de una roca por los próximos cien años y esa es una de las razones por las que no me declaré nunca a Derek. Creo que es una de las razones por las que soy la única chica virgen entre todas mis amigas, si hasta han bromeado con sacrificarme y todo.

Siempre he admirado la personalidad de Shelley, si fuera más como ella y menos como yo, todo sería más fácil pero por más que ha intentado darme clases, supongo que mi timidez nunca se irá.

Unas horas más tarde, Shell se va a encontrar con sus amigas del colegio y yo me quedo acomodando mis cosas en la nueva habitación. Bajo hasta la que tenía al lado de las de mis padres y me detengo de golpe cuando escucho la voz del señor Archibald que proviene de la pieza de mis padres.

—¡No tienes ningún derecho a hablarme así, Frederic! —no debo ser adivina para saber que están discutiendo. Me sorprende un poco escuchar a mamá hablarle como si no fuera su patrón, aunque solo un poco ya que no es primera vez que los escucho discutir. Han pasado varios años de la última vez, creo que tenía once o doce años—. Puedo hacer lo que se me dé la gana en mi día libre y más si es el cumpleaños de mi hija.

—Lo estaba pasando muy bien tu hija con mi hijo en la piscina en la tarde.

—Juliette sabe que no debe utilizar las cosas de la casa que no le correspondan.

—Sí, al parecer no le quedó claro.

—¡¿Cuál es tu maldito problema?! —explota mamá—. ¿En qué te afecta que Derek sea amigo de mi hija? ¿Afecta en algo a tu ego? ¿O es que acaso te convertiste en un clasista por completo? En lo que tu padre siempre soñó que fueras, debe estar orgulloso de la mierda en la que te convertiste.

—¡Maggie!

—¡Maggie, nada! ¡No te atrevas a llamarme así, otra vez! — No sé si me sorprende más la forma en que mamá le está hablando, que el le haya dicho «Maggie» como si fueran más que conocidos o que no la despida enseguida ante lo que le dijo—. Hace diecisiete años que perdiste cualquier derecho a llamarme así —la voz de ella se quiebra. Pero, ¿qué mierda?—. Ahora, te voy a pedir que salgas de la habitación porque por más dueño de la casa que seas, este lugar me pertenece a mí y a Cole, respeta por lo menos eso.

—¿Va a llegar el día en el que me escuches de verdad, Magalí? —el señor suelta un largo suspiro—. Nunca me dejas explicarte nada, supongo que en eso no has cambiado.

—Supongo que por más que lo intenta, hay cosas que no van a cambiar. Adiós, señor Archibald, ya sabe dónde está la puerta.

Siento pasos y salgo corriendo hasta la cocina, me siento en la encimera y tomo una manzana del frutero mientas pongo la vista en mi teléfono para que no sepan que estuve escuchando. El señor Archibald pasa por mi lado y pienso que me ignorará como siempre pero se detiene.

—Juliette, siento mucho lo de la piscina —me quedo realmente estupefacta—. No tenía un buen día y me desquité contigo, eres la mejor amiga de Derek y puedes utilizar todas las instalaciones de la casa cuando quieras.

Guau, parece que los gritos de mamá algo causaron en este hombre que es de lo más extraño. Cualquiera pensaría que después de ese round tendríamos que habernos buscado un nuevo lugar para vivir pero no, terminó Frederic Archibald disculpándose conmigo. ¿Qué mierda?

Sí, creo que definitivamente aparte de ser el mejor, este ha sido el cumpleaños más loco de toda mi vida. 


Todo se vuelve cada vez más enredado, como a mí me gusta :P Espero les haya gustado el capi y me dejen sus comentarios y votitos. Tengan un muy buen inicio de semana, los quiero <3

Cuando llegue tu amor (LCA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora