CAPÍTULO 48

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Derek

Salgo corriendo del hospital hacia el estacionamiento en donde me espera Ayden, estoy a punto de quitarle las llaves del auto para conducir a toda velocidad hasta mi casa pero él no me lo permite; supongo que mi cara de desquiciado lo dice todo.

—¿Qué pasó? ¿Julie está bien? —pregunta preocupado pero yo no tengo tiempo para esto.

—Necesito llegar a mi casa ahora mismo, si no puedes conducir rápido dame las llaves.

—¿Qué quieres? ¿Tener un accidente?

Hace partir el auto y acelera en la mayor velocidad permitida, quisiera que lo hiciera más rápido pero sé que será imposible convencerlo. Es Ayden McKenzie y jamás ha roto una regla.

—Rápido, rápido.

—¿Me vas a contar qué está pasando?

—No puedo, yo... necesito llegar a casa.

El mundo se me está cayendo a pedazos, no puedo respirar y lo único que falta es que me dé un ataque de pánico siguiendo los pasos de mi mejor amigo. Necesito llegar a casa, necesito enfrentar a mi padre y que me diga qué mierda está pasando porque no puede ser verdad, no puede ser el padre de Julie porque eso significa que nos lleva mintiendo toda la vida. ¡Mierda! ¿Qué importa eso? ¡Significa que Julie es mi hermana!

Ayden tiene la sutileza de no hablar más y darle espacio a mi cerebro para repetir una y otra vez todas las cosas que Maggie dijo. Cuando llego a casa, estoy tan cegado de rabia que luego de entra, doy un gran portazo y me dirijo al despacho de mi padre. Abro su puerta sin golpear y lo encuentro tras su escritorio con una copa en la mano, como si nada de esta mierda estuviera pasando.

—¡Dime que no es cierto! —exijo y él recién nota mi presencia. Sus ojos están enrojecidos, no está del todo sobrio.

—Supongo que ya te enteraste.

Me acerco a él y lo levanto del cuello de la camisa, nuestras caras quedan frente a frente. Estamos tan cerca que siento el olor de whisky en su aliento pero no cedo, lo miro fijamente.

—¡Explícame qué mierda está pasando!

—Yo no lo sabía, hijo, te lo juro.

—¡No te creo nada! ¡Maldito mentiroso! ¡Me arruinaste la vida!

—No lo sabía, no lo sabía —repite una y otra vez. Este hombre me ha sacado de quicio muchas veces pero nunca sentí las ganas que siento ahora mismo de darle un puñetazo—. ¡Magalí me dijo que había terminado con el embarazo! ¡No tenía cómo saberlo!

—¡Podrías haberte esforzado un poco más en investigarlo! ¡Es mi maldita hermana! ¡Dejaste que me enamorara de ella y no hiciste nada!

—Eso no es cierto...

Antes de que pueda decir algo más, aparece mamá por la puerta seguida por Michelle. Ambas nos miran como si nos hubiéramos vuelto locos hasta que mamá se aclara la garganta y habla.

—¿Qué está pasando aquí?

—¿Le vas a contar tú o tengo que hacerlo yo? —hago más presión en el cuello de su camisa.

—Basta, Derek, suéltalo.

—¡No sabes lo que te hizo! —grito enajenado—. ¡Lo que le hizo a la familia!

—Sí, sí lo sé, Derek. Ahora suéltalo y hablemos.

—¿Qué?

Suelto a mi padre y fijo la mirada en mi madre quien no sabe cómo proseguir. Da un paso al frente y me toma de la mano, no sé si intenta reconfortarme o asegurarse de que no me vuelva a abalanzar sobre mi padre pero ya no me importa, ya no sé qué pensar ni qué está pasando.

Cuando llegue tu amor (LCA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora