CAPÍTULO 40

1.2K 100 8
                                    

Derek

La última semana antes de la graduación fue de locos, entre los últimos trabajos, los ensayos de la graduación, una bebé en casa y el duelo de la perdida de otro también, nos tenían con las emociones un poco revueltas. Julie reía un minuto y luego lloraba otro, yo podría haber estado igual pero intentaba ocultar todo lo que estaba sintiendo. Estaba cansado de perder gente y no quería graduarme porque eso significaba irme a estudiar a Nueva York lejos del amor de mi vida, no podía perderla también a ella.

En el gimnasio es donde siempre se celebran las graduaciones y nos encontramos en el camarín de los hombres por última vez, con nuestras túnicas y birretes de color azul. No puedo evitar observar a todos esos chicos que me acompañaron durante tantos años, toda una vida juntos y me da mucha nostalgia porque después de hoy todos tomaremos caminos diferentes.

Busco a Ayden con la mirada y me extraña no encontrarlo, es el mejor de la clase y por eso debía preparar el discurso. Lo conozco demasiado como para saber que un día como este debería ser el primero en llegar pero no lo encuentro por ninguna parte, supongo que con todo lo que ha pasado, llegar tarde este día ya no es tan importante.

—Derek... —escucho mi nombre en una voz ahogada y al girarme veo a Ayden—. Ayúdame.

Lleva los primeros botones de la camisa desabotonados y la corbata suelta, una de sus manos parece estar haciendo presión contra su pecho mientras su cara se torna de color rojo cada vez más y sus ojos están vidriosos. Me acerco a él con rapidez, esto no puede ser normal.

—¿Ayden? ¿Ayden qué pasa?

—Me duele... el pecho, no puedo... respirar.

Lo ayudo a sentarse en una de las bancas porque reconozco lo que le está pasando, he visto antes cómo lo consumen los ataques de pánico.

—Tranquilo, va a pasar.

—Siento... me voy a... morir... Der —su respiración está cada vez más agitada e intento inmovilizarlo peor no deja de moverse—. No puedo...

—No hables —afirmo su cara con ambas manos para que me mire—. Concentrémonos en nuestra respiración, ¿sí? Va a pasar pronto, no te estás muriendo. Es un ataque de pánico, tú sabes de eso. ¿Andas con alguno de tus medicamentos?

—Mochila.

Apenas es un susurro pero le grito a uno de nuestros compañeros que vaya a buscar la mochila y la traiga hasta acá para buscar. También le pido que llamen a algún adulto, por muy invencibles que nos creamos, no podemos solucionarlo todo solos.

Ryan llega con la mochila y me pongo a buscar desesperado dentro hasta que encuentro un frasco que dice Fluoxetina. Se lo muestro para comprobar que es el correcto aunque ya lo sé, lo he visto usarlo otras veces.

—Va a pasar, Ayd. Tranquilo.

Sigo intentando tranquilizarlo pero la realidad es que estoy casi tan exaltado como él. Un par de minutos después, Ayden apoya la cabeza en la pared, volviendo poco a poco a la normalidad. Se pasa una mano por la cara pero no abre los ojos, se está tomando un minutos para soportar todo esto, odia que la gente lo vea de esa forma, tan vulnerable.

—Estoy bien, estoy bien.

—Hombre nos has dado un susto de muerte —dice Ryan sin poder evitarlo—. ¿Seguro que estás bien?

—Sí. ¿A qué hora hay que salir?

—Todavía tenemos unos minutos —le aclaro y le paso un brazo por los hombros—. Ven, vamos a lavarte la cara y a arreglarte un poco, estás hecho un mamarracho.

Cuando llegue tu amor (LCA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora