CAPÍTULO 20

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Derek

La noticia del embarazo de Maggie dejó de ser un secreto en menos de lo que canta un gallo, creo fue Ginny quién nos escuchó hablando de eso y como solo tiene nueve años pensó que a mamá que milagrosamente esta semana está en casa, le gustaría saberlo. La relación de Maggie y mamá parece ser complicada, las he visto conversar como dos viejas amigas, abrazarse e incluso tomar el té juntas pero no puedo evitar sentir que hay algo que ocultan, no me imagino qué podrá ser o tal vez solo sea un poco paranoico. Otra cosa extraña es que nunca discutían y tal vez para muchos eso sería normal dada la relación jefa-empleada pero eso nunca ha sido valido en esta casa, sobretodo después de las peleas a gritos que hemos escuchado entre Maggie y papá, incluso mamá escapa de esas pero nunca he llegado a comprender qué es lo que tanto discuten, nunca son demasiado claros.

Como era de esperar, mamá se alegró por el embarazo, la escuché sin querer felicitándola y ofreciéndole ayuda en todo lo que necesitara, pero papá no dijo una sola palabra, solo le limitó a asentir y felicitarlos pero sin siquiera mirarlos a la cara. Tan serio como siempre.

—Tengo muchas cosas que hacer, si me vas a tener aquí perdiendo el tiempo me iré —hablando de los reyes de Roma, me detengo al escuchar la voz de Maggie desde el escritorio de mi padre. Suena molesta y sé que no debería espiar conversaciones ajenas pero hace años que no escucho una discusión de ellos y me encanta ver cómo lo ponen en su lugar.

—¿Puedes sentarte o quedarte tranquila? Me desesperas caminando de un lado a otro —papá ya suena derrotado, me pregunto qué tendrá esa mujer para dejarlo sin palabras. No conozco a nadie más que lo haga.

—Estoy muy bien donde estoy, gracias.

—Siempre has sido más terca que una mula, Magalí.

—¿Vas a decirme algo importante o solo llamarme mula?

—No sabía que estabas intentando tener otro hijo.

—Yo tampoco lo sabía y en todo caso, no es algo que te incumba. Deja que yo me haga cargo de mi familia.

—¿Por qué siempre estás tan a la defensiva?

—¿De verdad me lo preguntas?

—Sí, han pasado más de dieciocho años, Mags.

—Y tú sigues siendo el mismo idiota de siempre —intento reprimir una risa para que no me escuchen pero no puedo dejar de sorprenderme también, nunca la había escuchado hablarle así.

—Dudo que esa sea la forma de tratar a quien te da trabajo a ti y a tu esposo, sabes que no se lo permitiría a nadie más y que debería haberte despedido hace ya bastantes años.

—¿Y por qué no los has hecho? Siempre has sabido que no me quedaré callada ni aunque fueras el presidente del país, que soy la única persona que se atreve a decirte las cosas en la cara y si eso no te gusta, entonces, ¿por qué no me has despedido después de todos estos años?

—Porque te quiero, Maggie —¿qué dijo?—. Siempre te querré y te tendré cariño, compartí muchas cosas contigo, muchos de mis secretos más íntimos, que hasta el día de hoy nadie más sabe. Me acompañaste en los momentos más difíciles.

—Por favor, dime que soy como tu mejor amiga y rompo tu preciada cámara fotográfica del año uno antes de Cristo.

Para saber de la existencia de esa cámara y la importancia que tiene ella para mi padre, Maggie tiene que haberlo conocido mucho más de lo que aparenta.

—Sabes que siempre me ha gustado tu carácter explosivo. Creo que me asusta más cuando te quedas en silencio como ese día, el único día en el que no reaccionaste como esperaba.

Cuando llegue tu amor (LCA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora