1. Suerte de Esponja

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Entré en la editorial Preston bajándome una y otra vez la falda hasta las rodillas ajustada que traigo puesta, con el Guess que me regaló la abuela en un brazo y un teléfono del 2002 en la otra.

Pero que combinación, Dios.

Caminé hacia la recepcionista, una rubia de sonrisa amable.-Hola, soy Emily Darcy, vengo por...-rebusqué en el bolso, haciendo que toallas higiénicas y montones de paquetes de chocolate cayeran al suelo. Me tomé la frente con nerviosismo y me agaché a recoger mis cosas, para luego sacar las hojas que le correspondían a la recepcionista, no sin antes botar una jodida caja de condones ecológicos que me regaló mamá. Por qué me tiene que pasar esto...-la solicitud de editora.-suspiré, resignándome al espectáculo que acababa de dar.-si fueras tan amable de no mencionar lo que acaba de pasar-

-Por supuesto... Emilia.-sonreí y di un bufido de decepción. Apuesto que tampoco obtendré éste empleo.

Me dirigí a la salida, farfullando entre dientes por mi torpeza cuando me choqué con alguien, me fui al suelo y mi falda se rajó.

Oh, estupendo.

-Fíjate por donde caminas, id-un castaño de ojos azules y traje gris con una camisa azul (que destacaba sus maravillosos ojos) se encontraba en la misma posición que yo en el suelo (con mucho más estilo, claro, y sin el pantalón rajado).

-Discúlpame.-farfulló, no muy contento del protocolo a seguir en caso de chocarse con otro.

Sí, un extremadamente torpe otro.

-Idiota.- farfullé cuando logré ponerme de pie y caminar rápidamente a la salida, recibiendo un gruñido en respuesta del guapo idiota.

-¿Señorita?-me giré con cara de que iba a matar a alguien.-le aconsejaría taparse.-apuntó mi trasero, guiñó un ojo, se arregló el saco, se dio media vuelta y se retiró como si absolutamente nada hubiese pasado.

Maldición, la falda está rajada, cierto.

Me dispuse a taparme con la cartera, la cual estaba en el suelo. Cuando me dispuse a recogerla, todas las toallas higiénicas, condones y papeles de dulce cayeron al suelo.

Me agaché a recogerlas, únicamente logrando que la rajadura en la falda se acrecentara.

Maldición.

Recogí tan rápido como pude mis cosas y caminé hacia la salida.

Maldición, todos vieron mis pantaletas.

Maldición, hoy estaba con el periodo, ¡Todos vieron la toalla higiénica en mi pantaletas!

Maldición, ¡todos vieron que estaba con pantaletas de Bob Esponja!

Maldición, ¡Todos vieron que estaba con pantaletas de Bob Esponja manchadas con sangre!

Sentí la sangre agolparse en mis mejillas y salí tan rápido como pude del edificio.

Llegué a mi apartamento y me apoyé de espalda contra la puerta una vez entré. En el suelo, una carta sellada con un logo azul.

Una carta de mi padre.

Emilia:

Ahora que vives en la ciudad como una adulta, debes asumir responsabilidades. Y parte de asumir responsabilidades, es cuidar de otros.

Y, visto que tienes un apartamento para ti sola...

Ahí está. Un Darcy jamás te da algo de manera gratuita.

...necesito que cuides de tu prima Phoebe un par de meses, junto con su perro Willbur.

Sé que no me decepcionarás, querida.

El Diario de Emily DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora