14. Semidesnuda con los Preston

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Suspiré, dejándome caer pesadamente en la silla de mi escritorio.

Mi escritorio, mi oficina, mi ambiente. Libre de Kenya.

Bethany me había interrogado cuando notó que venía con la ropa de ayer y le tuve que contar (seguida por un interrogatorio) que me había quedado en la casa de los padres de Lucas.

Ahora que lo noto, ésta silla es bastante cómoda...

-Emilia.-entró Lucas cuando estaba a punto de quedarme dormida.

Maldición.

Es ¨Emily¨.

-Jefe.-contesté, enderezándome de un salto, sintiendo inmediatamente un tirón e mi hombro.

Maldición, voy a necesitar un quiropráctico.

Apretó la mandíbula al oír el adjetivo y volvió a hablar.-Darcy, lamento que tuvieras que pasar la noche en casa de mi madre, y... lo siento.-comenzó a reír.-¿que le pasó a tu cara?

-¿Qu... qué tengo?-extendió su teléfono con la pantalla apagada y vi mi reflejo en él.

Maldición, parezco un mapache.

-Vete a tu casa, tomate el día, estás así por mi culpa, se te nota en la cara que dormiste horrible.- gracias, que amable en resaltar mi fealdad.

-Pero, debía entregar las reseñas y selecciones de estos manuscri-

-Ve, entrégalos mañana, no pudiste terminar tu trabajo por mi culpa.

-No, quiero entreg-

-Emilia, tu cara es un desastre.-abrí los ojos como platos.

Pero que amable.

Lo miré mal.-No tengo problema con eso, señor.-rodó los ojos.-si me disculpa, tengo que trabajar.

-Emilia, no pu-

-¿Se puede retirar, señor?-rodó los ojos y salió.

-Me sacan de las oficinas de mi propia empresa, increíble.-murmuró antes de cerrar la puerta.

-¡Bethany!-llamé por intercomunicador apenas la puerta se cerró.-Ven aquí, necesito un favor.

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-Toma, jefa.-habló Bethany, con la respiración acelerada, dejándome una bolsa sobre el escritorio.-busqué el mejor atuendo para que le cierres la boca al jefe, y te traje la bolsa de maquillaje que encontré en el baño.

Maldición, es el maquillaje de Phoebe.

Bah, como sea, esa mocosa tiene más maquillaje que yo, me servirá.

-Gracias, eres la mejor.-se peinó un poco, ya que su cabello venía completamente alborotado de la calle.

-No hay de qué.-suspiró, pasó las manos por su falda y salió.-Yo te aviso si viene alguien.

Asentí en agradecimiento y me puse de pie, hurgando en la bolsa.

Dentro había un vestido azul medianamente ceñido, hasta la rodilla (otra cosa que me regaló la abuela, en serio, ¿de donde saca tanto dinero esa mujer?), ajustado en la cintura y unos tacones negros, junto con una bolsa brillante del desfile de Victoria's Secret en Londres.

El maquillaje de Phoebe.

Suspiré y partí por quitarme la blusa. Estaba en eso cuando...

El Diario de Emily DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora