22. Blanca navidad (parte 1)

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Me lancé de espaldas en mi cama. Jodido día, son las cuatro de la madrugada y recién voy a dormir.

Extendí los brazos hacia el lado y golpeé un bulto tibio.-¡Mierda!-chillé, poniéndome de pie y encendiendo la luz de la mesa de noche. Willbur me miró desinteresado y volvió su cabeza a la cama.-Jodido perro, ¿Qué haces aquí?-inquirí, volviendo a sentarme en la cama. Se veía triste.-Phoebe se olvidó de ti, ¿no es así?-el perro dio un leve quejido y se movió hasta quedar a mi lado. Le acaricié la cabeza.-Pobrecito.-suspiré.-Anda, saco de pulgas, sal de mi cama.-le acaricié el lomo, haciendo que se despertara y batiera la cola.-ve, a tu cama, Willbur.-le di un empujón y se fue al suelo, saliendo de la habitación. Dos segundos después, sentí un gruñido y el pulgoso traía tomada con el hocico su cama.-Sí, puedes dormir aquí.-murmuré, apagando nuevamente la luz y tirándome de cara contra mi almohada.

Lucas había cumplido con mi ideal de ayer y se había quedado encerrado en su oficina todo el día. Nadie le vio siquiera la sombra. Únicamente supimos que estaba ahí porque Quentin entró a dejarle su almuerzo y se fue.

¿Qué tendrá éste?

Entré a mi apartamento por la tarde, siendo recibida por una mirada escueta de Willbur, que estaba con el hocico metido en su plato de comida.

-Hola, pulgoso.-le di una palmadita en el lomo y lancé mi bolso sobre la cama de mi habitación desde la puerta.-¿Y Phoebe?-Como si la hubiera invocado, la puerta comenzó a abrirse.-ven acá, ven acá.-ordené al perro, que batía la cola mirando la puerta. Lo tomé en brazos y lo lancé tal como lancé mi bolso sobre mi cama.

Escuché risas mientras la puerta se abría.-¡Hola, Emily!-saludó sonriente Phoebe, seguida de Mateo.

-Phoebe Emilia.-ambos abrieron los ojos como platos.-¿Sabes donde está Willbur?

-Ahm.-sonrió y se puso cabello tras la oreja.-por aquí ha de estar, lo dejé ayer.

-Fíjate que no. Willbur está en Inglaterra, con tu padre, lo envié hace dos horas.

-¿QUE?-chilló.-Es una broma, ¿no?

-Por supuesto que no.-apunté a Mateo.-olvidaste al desdichado can desde que estás con este niñato, así que detuve su sufrimiento y lo mandé a Inglaterra con su padre.

-¿Estás jodiendome? ¡Maldita loca! ¡Willbur es mi perro!

-¡No lo estabas cuidando!-aquí viene la punzada en reprenda por gritar.

-¡Pero... ¡Per-

-¿Me vas a decir que no es cierto?-arrugó la nariz y apretó los puños. Abrí la puerta de mi habitación y Willbur corrió hacia mí, aunque Phoebe estaba con los brazos estirados en su dirección.-Te dije que cuidaras al jodido animal.

-¡Lo cui-

-No me interrumpas. El desdichado animal se la pasa el día durmiendo, estoy comenzando a sospechar que tiene depresión.-alzó las cejas.-así que, es tu decisión, o vuelves a cuidarlo como lo hacías antes o lo envió al campo con mis padres y Matt.

-¡Pero es mi perro!

-¡No estas siendo responsable, y Willbur es un ser vivo, no tu juguete!-dejé al perro en el suelo y se sentó a mi lado.-ahora, decide.

-Pero, Mateo...-lo miró.-no me voy a quedar recluida en casa, por favor, Emily, Willbur está bien.

-No se diga más.-saqué el teléfono del bolsillo trasero de mi pantalón.-llamaré a tu hermano, el fin de semana viajaré a su casa a entregarles el perro.

-¡Emily!

-Mateo, no te metas.-regañé.-es tu decisión.-hablé, con el número de Matthew marcado y listo para llamar.

El Diario de Emily DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora