8. Respetar al Jefe

18 0 0
                                    

-¿Y?-Lucas tomó en un brazo a Queen, y a Ethan se lo colgó del cuello.-¿están felices?

Ethan y Queen alzaron las cejas en señal de ¨¿Me estás jodiendo?¨-No nos agrada, ¿por qué ha-

-Hey, sé que no les agrada, pero, vean el lado bueno, ¡Irán a una boda!-Ethan rodó los ojos y Queen lo miró interesada.-te compraré un lindo vestido.-hizo cosquillas a Queen.-y te prometo que será en un lugar enorme para que puedas jugar.-habló a Ethan.-¿que les parece?

-Sigue sin agradarme la idea.-refunfuñó.-¡Cásate con Emily y todos quedamos felices!-abrí los ojos como platos y Lucas tragó saliva.

-¿Como están, queridos?-llegó la prometida de mi jefe, tomándolo del brazo.-Que tal, soy Kenya Wayne.-estiró su mano en mi dirección y luego de saludarme, a Phoebe.

-Cariño, ella es Emilia-es Emily- Darcy, mi secretaria-asentí con la cabeza.-y ella es su sobrina, Phoebe.

-¿La chica que te causó problemas hoy en la escuela y le rompió la nariz a Ceyda?-arqueó una ceja.-Ceyda es la mejor amiga de mi hermana.-me aclaró, sonriendo más falsa que los pechos de Nicki Minaj.-un encanto de chica.-gruñó en dirección a Phoebe, que rodó los ojos.

Mierda, a mí ya no me agrada.

-La misma.-se jactó Phoebe, ganándose una mirada asesina de mi parte y una mirada cómplice de Lucas. Kenya rodó los ojos y continuó hablando.

-¿Y, pequeños?-se inclinó hasta los mellizos, que la miraron mal.-¿están felices por nuestro-ambos comenzaron a patalear para que Lucas los bajara. Kenya frunció el ceño ante la interrupción.-Que niños más maleducados...-murmuró, mientras Lucas estaba demasiado inmerso en los mellizos como para oírla. arrugué la nariz, pero que mujer.

-Iremos a ver a mamá.-indicó Queen.-¿vamos?-jaló a su hermano del brazo y salieron en dirección al pasillo.

-Y...-me miró.-¿tan poco te demoraste en conseguir una secretaria, cariño?-me miró de arriba a abajo. Tragué saliva.

-Pues sí.-respondió. Una vez más con la vista clavada en el jodido teléfono.-Emilia es una empleada nueva, le pedí que agregara ser secretaria a sus labores, es todo.

-Pues, es un gusto, Emilia. Y, cuéntame, ¿Qué haces aquí?

Vine a proteger tu en cremado pellejo de las pequeñas manos de esos niñitos.-Vino a cuidar a los mellizos.-respondió Lucas por mí, alzando por un segundo la vista en mi dirección, en señal de no la cagues.-salieron antes de la escuela hoy, así que le pedí a Emilia que viniera a cuidar de ellos mientras se ordenaba la casa.

-Así es.-respondí, consternada por la mentira.

Un matrimonio a base de mentiras no sobrevive, es lo que siempre he dicho. Bueno, no lo digo yo, lo dice papá, pero ya qué.

-Cariño, iré a llamar a Verónica. ¡No puedo creer que no la hayas invitado!-Lucas sonrió levemente.-Verónica es mi hermana, ¿la que es amiga de Ceyda?-explicó sonriente, con un leve ademan con la mano. Asentí, sonriendo falsamente.-con permiso.

-Iré a ver a mamá.-indicó Lucas cuando Mateo llegó a nuestro lado.

-Creo que deberías dejarla un poco, Quentin está hablando con ella. Deja que se calme, luego irás.-Lucas asintió y se tomó la cabeza, saliendo al patio.

-Jefe.-lo perseguí, saliendo por el ventanal tras él.-¿que pasa?

-¿A qué te refieres?

-Tu mamá salió bastante molesta cuando le terminaste de pedir matrimonio, ¿no era que ella quería que se casaran?

Se sentó en el borde de la piscina y se tomó la cabeza.-No, no es eso. Es que... es el anillo.

-¿Qué, no le gustó?-el pobre chico gasta cuarenta meses de suelo y a su madre no le gusta, yo me daría un tiro.

-No lo sé, el problema no es el anillo en sí. Verás-se giró en mi dirección.-hay un anillo, un anillo de compromiso que era de mi tatarabuela, muy lindo, que tiene una esmeralda, es de plata y tiene grabados en latín.-oh.-y mamá quería que el siguiente en casarse se lo diese a su prometida, como lo ha hecho toda la familia, pero el punto es que... yo no quise dárselo a Kenya.

-¿Por qué?-pregunté, analizando el anillo que me regaló mi mejor amiga hace un par de años. Una corona dorada llena de brillantes.

Nadie te pueda hacer sentir inferior, tu eres de la realeza.

Ese anillo no costó ni un treintavo de mi suelo y aún así me encanta.

-Porque ese anillo ha sido entregado a las mujeres más amadas en el mundo por los hombres de ésta familia, los grandes amores, y yo, bueno... prefiero dejárselo a uno de mis hermanos.

-Reitero, ¿por qué?

-Porque no siento... ¨eso¨-hizo comillas con los dedos.-por Kenya. La quiero mucho, es verdad, pero no creo que sea el sentimiento que llevo a todos los Preston a darle ese anillo a sus esposas. Creo que será del primero que logre ese sentimiento.-alzó los hombros.

-Perdón por la pregunta, jefe, pero, ¿por qué te casas con ella entonces?

-Bueno, porque la amo, y amo a mi madre, y quiero que sean felices.-respondió, jugando con la punta de su corbata. Primera vez que pasa más de cinco minutos sin sacar su teléfono. Ésto debe ser serio.

-No entiendo.

-¿Que es lo que no entiendes, Emilia?

Y sigue llamándome Emilia, ¿Qué no entiende que ¨Emilia¨ es sólo para cuando están molestos conmigo? Si no, ¿Cómo entenderé cuando esté molesto?

Capaz y me llama Emily cuando se enfade.

-La amas. ¿por qué no darle el anillo que es aparentemente el del amor eterno?

-Porque... no lo sé, no lo siento. Papá dice que cuando le pidió matrimonio a mamá estaba vuelto loco por ella, dice que casi que no era el quien controlaba su cuerpo en el momento en que sacó la caja y se arrodilló frente a mamá, era un impulso. Y yo no siento ese impulso con Kenya.-respondió, desviando la vista a la punta de su corbata, que parecía ser bastante interesante para él.

-¿Quieres casarte con ella?

-Quiero que ella sea feliz, y mamá va a ser muy-

-¿Quieres casarte con ella?-repetí, levemente alterada.

Me molesta cuando la gente no responde lo que le preguntas.-No me molesta casarme con ella.

-¿Quieres sí o no?

-Supongo que sí.

-Eso es un no.

-No me molesta ca-

-Eso significa que no te interesa.-me puse de pie.-por ende, no quieres.

-No creo que alguna vez llegue a sentir algo más fuerte por otra chica, creo-se puso de pie.-que esto es lo mejor que tendré. Así que prefiero-

-Conformarte.-negué con la cabeza.-Ay, jefe...-negué con la cabeza.

-¿Qué?

-Nada. De todos formas, es su vida, no la mía, señor Preston.-apretó la mandíbula y rodó los ojos.

Siento que recordarme a mí misma que es mi jefe diciéndole ¨señor Preston¨ ayudará a controlarme a llamarlo ¨idiota¨, y otras palabras que se me ocurren.

¿Me entenderá si lo comienzo a insultar en latín?


El Diario de Emily DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora