44. El mejor día de mi vida

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-¿Estás listo?-entró en mi habitación mientras me secaba el cabello con una toalla.

-¿Me ves listo?-gruñí, apuntando a mi torso desnudo y la toalla en mi cintura.

-Ay, vaya, lo siento, alguien esta malhumorado.-suspiré.-Es por Emily, ¿no?-me senté en los pies de mi cama y se sentó a mi lado. Asentí.-Lucas...

-Voy a tener un hijo.-murmuré, dejando la toalla de mi cabeza en la cama.-Mis irresponsabilidades ya pasaron a segundo grado, ¿sabes?

-¿A que te refieres con irresponsabilidades?

-Fue una irresponsabilidad fijarme en Emily, fue una irresponsabilidad serle infiel a mi prometida y fue una irresponsabilidad enamorarme de otra mujer.-abrió los ojos como platos. Lo imité, fijando mi vista en el suelo.-es la primera vez que lo digo en voz alta, ¿no es así?-asintió.-¿Estoy jodido?

-Por supuesto que lo estas.-saqué de mala gana una polera, unos pantalones y unas zapatillas de mi armario y me vestí, con Mateo en el umbral de la puerta de mi habitación, mirando al techo.-¿Manejo yo?-cuestionó, sacudiendo las llaves en el aire.

-Prefiero ir en mi auto.-respondí, poniéndome de pie y tomando la chaqueta colgada junto a la puerta de mi habitación.

Di un traspié cuando llegué al estacionamiento, viendo a Emily con un vestido... ¿Qué jodido color es ese, naranja, rojo? Dios, hasta su vestido me confunde. Ajustado en la cintura, falda inflada y escote de corazón, con una coleta de caballo alta, apoyada en su enorme camioneta negra.

-Ay, hermano mío, ¿te encuentras bien?

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-Creo francamente injusto que te veas mejor que la novia el día de mi boda.-di un salto hacia atrás cuando oí la voz de Lucas en mi oído.

-Aún no ves a la novia.-gruñí, haciéndome a un lado, dejando a Lucas ver a Luke.

El chico finalmente había logrado combinar con mi vestido, que era blanco con enormes manchados color ámbar y un poco de azul, con la falda más inflada que he usado en mi jodida vida y unos tacones grises, habiéndose combinado él con una chaqueta de traje gris del mismo tono de mis zapatos, camisa blanca y corbata azul, pero claro, pantalones ajustados negros y vans del mismo color.

No sé como voy a hacer para que no se lo devoren vivo.

Reprimió un gruñido al verlo y se volvió a dirigir a mi.-De todos modos sé que te ves mejor que ella.

Negué con la cabeza, desganada, y me dirigí a Mateo.-¿Nos vamos ya?

El chico sacudió la cabeza, desconectándose de su conversación con Phoebe, me miró y luego a Lucas.-No lo sé, ¿nos vamos ya?

-Sí, ya nos vamos.-murmuró, quitando la alarma y abriendo la puerta de su brillante y aparentemente recién lavado Bugatti, apoyándose en el marco e indicándome con la barbilla a Phoebe. Asentí.

-¿Phoebs?-me miró.-¿te vas con Lucas o con nosotros?

Su mirada viajó desde nosotros a Lucas, que la miraba con las cejas alzadas desde el auto, mientras Mateo mantenía la puerta del auto abierta para ella. Arqueó una ceja en dirección a Lucas.

-Con ellos. No tengo ganas de ser violinista hoy.-Lucas apretó la mandíbula, se lanzó dentro del auto y dio un portazo. Phoebe rio despacio, caminando hacia Mateo.

-Oye.-la tomé del brazo.-Lo hiciste adrede, mocosa endemoniada.-alzó los hombros y entró en el auto.-Bien.-me dirigí a Luke.-piedra papel o tijera, el que gana maneja de ida y el que pierde de vuelta, lo que significa, no alcohol.

El Diario de Emily DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora