19. ¡No ruedes los ojos!

15 0 0
                                    

Salimos y ese par estaba sentado en la barra de la cocina, uno frente a otro, tomando té rojo en tazas transparentes tan ceremoniosamente como estoy seguro que lo hacían los japoneses.

Me aclaré la garganta y Lucas se giró perezosamente en mi dirección.-Hola.

-Buenas.-me saludó de vuelta.-¿todo bien en la tierra de nadie?-asentí.-bien. Phoebe.-alzó la vista hacia él.-Emily tiene algo que decirte.

Emily maldijo entre dientes mientras bajaba la taza.-Phoebs.-la miró.-¿quieres quedarte en la esc-

-¡Sí, sí quiero!

Suspiró pesadamente.-En ese caso-dió otro sorbo a su té.-cuando lleguemos mañana a la oficina, quemaré esa carta, me devolverás mi iPhone y haremos como que nada de esto pasó.-murmuró, rellenando su taza.

---

-Buen día, Bethany.

-¡Emily, volviste!-salió del escritorio y se lanzó sobre mí.

-Pues sí. Digamos que el jefe me lavó el cerebro.

-Yo no lavo cerebros, Darcy.-Bethany tragó saliva y yo rodé los ojos.-¿Vienes conmigo abajo un segundo? Hay algo que quiero mostrarte.

-Claro, solo voy a dejar mi bolso y-

-¡Ahora!-chilló como niño pequeño. Bethany abrió los ojos como platos y Lucas se aclaró la garganta.-Quiero decir, sí, ve.-Rodé los ojos y fui a mi oficina.-estoy ansioso, es todo.-lo oí decirle a Bethany.

-Quien lo viera diría que está a punto de proponer matrimonio, jefe.

-Vamos.-salí de la oficina y caminé al elevador.

-Esa falda te queda bien, Darcy.-abrí los ojos como platos.-Hay algo que tengo que confesarte.

-¿Que cosa?-inquirí con los ojos como platos.

-Desde el día en que te conocí, no he podido dejar de mirarte el trasero.-abrí los ojos como platos.-¡Lo siento, pero la imagen de Bob Esponja maximizada por tus... tus...

-Suficiente, entendí el punto.-murmuré, tapándome la cara con ambas manos, entrando al elevador. Sentí su ronca carcajada resonar y las puertas cerrarse.

Ay, maldición, cincuenta y seis pisos es demasiado.

-¿Dejarás de taparte la cara, Darcy?

-Estoy absolutamente perturbada por tu confesión, Lucas.

-Tómalo como un halago. Tienes bonito trasero. Bonitas piernas también...

-¿Estuviste bebiendo, Lucas?

-¿Como lo supiste?

-Jamás dirías tal sarta de idioteces estando sobrio.-me quité las manos de la cara y lo miré.-¿ebrio al trabajo? ¿En serio? ¡Eres el jefe!

Alzó los hombros.-Ayer fue un día pesado. ¡Oh! Lo que me recuerda.-llevó la mano al bolsillo trasero de su pantalón.-tu iPhone.

-¡Bien!-festejé, haciendo que el elevador temblara. Genial, hasta el elevador me dice que estoy gorda.-juro que ésta es la única razón por la que conservé el empleo.-me miró dolido por un segundo casi imperceptible y después volvió a su habitual mirada dura.-¿Qué?

-Nada, Emilia, nada.-sacó su teléfono y comenzó a teclear.

-Te molestó algo que dije.

-No, no es así.

-Sí, sí es así, vamos, dime que pasó.-siguió tecleando un rato.-Lucas, responde.

-¿Somos amigos, Emilia?

El Diario de Emily DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora