24. Blanca Navidad (Parte 3)

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Mierda, mierda, triple mierda, ¿Qué hago?

Si forcejeo notarán que estoy mintiendo y la abuela me dará un sermón de ocho horas, pero si no...

¡Si no lo hago continuaré besando a mi jefe! ¡Mi jefe comprometido con una mujer despiadada en lo que se trate de despedir a alguien que represente la más mínima amenaza!

¿Constituyo una amenaza?

Pero, dudo que Lucas le permita despedirme, ¿no? Ya me ha defendido de ella una vez, ¿por qué no habría de hacerlo?

Además, ¿Cómo habría de enterarse Kenya de que estoy besando a su prometido? Dudo que la chica sea tan psicópata para tomarle la saliva en los labios a diario, ¿cierto?

¿Se puede hacer eso?

Cálmate, cálmate, Emilia o notarán que estás fingiendo.

Dentro de toda mi problemática mental (en la cual, claramente terminó venciendo el ¨sigue con la mentira¨) no había notado lo bien que besa Lucas. La suavidad con la que acaricia mi nuca, o la fuerza con la que aprieta mi cintura, como sí... ¡Como si supiera que quiero escapar!

Mueve los labios con una suavidad que llega al punto de marearme un poco, y siento que lo hace con... con cariño.

Sí, jodida idiota, eso es lo que pasa cuando no haz besado a nadie desde la universidad, piensas que cada persona que te besa lo hace con la intención de que se casen y sean felices por siempre.

Se separó de mí y sacudí un poco la cabeza, levemente aturdida. Lucas mantenía su frente pegada a la mía, aún tomándome la nuca con una mano, regularizando su respiración.

¿PERO QUE MIERDA ACABA DE PASAR?

-Feliz navidad, cariño.-murmuró.

-No sé ustedes, pero creo que ese beso duró más de dos minutos, ¿alguien más está incomodo?

Bueno, creo que Mateo ya entró en confianza.

Separé mi frente de la de Lucas y me giré a mamá, pero no, por supuesto que Lucas no iba a dejar que me alejara, porque enganchó su brazo en mi cintura cual ancla y estoy segura que ni aunque todos los presentes hubiésemos hecho fuerza habríamos podido despegar su brazo de mi cintura.

-¿Nos creen ahora?-inquirió Lucas, mientras yo tenía la vista fija en el suelo, tratando de asimilar lo que acababa de pasar.-¿O quieren que se los probemos una vez más?-volvió a hablar, girándome hacia él otra vez, y, una vez más, no alcancé a reaccionar.

-¡No, querido, no es necesario!-habló la abuela.-apuesto que el sexo ha de ser-

-¡Pamela!

-¡Suegra!

-¡Mamá!

-¡Abuela!-hablamos el abuelo, papá, mamá, Lucas y yo simultáneamente.

-Son demasiado infantiles, ¿Qué tiene de malo que una joven pareja disfrute de buen sex-

-¡Abuela, es suficiente!-me tapé la cara con ambas manos.-¿Habían notado que Mateo está enamorado de Phoebe?-desvié la atención a los adolescentes que se miraban como si se les estuviera acusando de asesinato.-Iremos a lavar los platos, ¿me acompañas, cariño?-asintió con la cabeza.

-¿Quieres que hablemos o-comenzó a murmurar.

-No, solo te traje para que la abuela no comenzara a interrogarte. Luego hablaremos, ¿bien? Por ahora limítate a ayudarme a trayendo las cosas que hay sobre la mesa y luego secando lo que yo lave, ¿sí?-asiente levemente y comienza a secar.

Luego de que todos se fueron a sus respectivos hogares, habiendo recibido un ¨Quiero conocer a mis bisnietos¨ de la abuela, fui con Lucas hasta el jardín del edificio, sentandonos en una banca que miraba hacia la piscina. Me abracé a mi misma y froté mis brazos.

-¿No íbamos a hablar?-murmuró Lucas, notablemente divertido.

-Bueno, ésta es una conversación que jamás pensé tener...-sonreí y lo miré.-así que no sé exactamente como comenzarla.

-Podrías comenzar... tenemos distintas alternativas.-se relajó en el asiento y comenzó a enumerar, mirando al cielo.-golpeándome es una, también puedes lanzarte sobre mi y besarme otra vez, aunque dudo que esa opción agrade a alguno de los dos.-fruncí el ceño y rodé los ojos. Si no quería besarme, ¿para que lo hizo?-Puedes preguntarme por qué hice eso, o también puedes preguntarme si sentí algo con ese beso.-volvió la vista hacia mí.-y se que te encantaría que la respuesta a eso fuera que sí, ¿no?

-Sigues ebrio, ¿verdad?

-Por supuesto que sí.-solté una carcajada y negué con la cabeza.

-¿Por qué lo hiciste?

-Eres mi amiga, te quería ayudar.

-Podríamos haber pensado en una excusa, no era necesario que de verdad me besaras.

-Bueno, por la expresión en el rostro de tu familia pude inferir que no te creían en absoluto, así que cualquier excusa que inventaras les valdría mierda.

-¿Sólo fue por eso?

-No.-aceptó, perdiendo su mirada en algún lugar de la enorme piscina.-También quería saber que sentía al besar a alguien que no fuese Kenya, ¿Sabes? Se siente muy extraño saber que no besaré a nadie más nunca que no sea ella o nuestros hijos.-alcé las cejas.-ya sabes, besos en la frente, que se yo.-rodé los ojos.-quería saber si de verdad estaba listo para todo lo que el matrimonio implica.

-¿Y todo eso lo querías averiguar con un beso?

-Búrlate todo lo que quieras, pero funcionó.

Suspiré.-Bien, la pregunta del millón;-se giró hacia mí.-¿Sentiste algo?-apretó los labios y bajó la vista.

-No me lo tomes a mal, pero-suspiró.-sentí como si los tuyos no fuesen los labios que debo besar... Y los de Kenya... son los que de hecho debería.

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-Hey, hey, Lucas Presley.-detuve a mi hermano del brazo cuando estaba casi corriendo a ocultarse en su habitación.-puedes mentirles a todos, pero no a mí.

-¿De qué hablas?-se giró hacia mí.

-Háblame con la verdad, ¿en serio no sentiste nada al besar a Emily?

Guardó silencio un poco y dejó la vista fija en el suelo.-Sentí...-se llevó los dedos a los labios y luego se tomó la frente con una mano.-Mateo, yo... sentí un montón de cosas que desearía no haber sentido.-me palmeó el hombro y se fue con la mirada perdida a su habitación.

Esto va a traer serias consecuencias.

El Diario de Emily DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora