-Para, para. – Exigía el chico mientras continuaba con sus manos tapando su rostro.
Mi respiración agitada se estancó cuando vio el corte en la ceja izquierda, el pelo castaño, sus rizoa decorando su frente. La chaqueta de cuero y esas enormes botas.
Bruce continuaba a su lado, ladrándole.
Bajé el paraguas mientras él me miraba acobardado por los golpes que le había ofrecido.
-Pero, ¿Eres idiota? – Le exclamé, ahora ofreciéndole golpes con las palmas de mis manos en sus trabajados brazos, aun que sin éxito. – ¡Casi me da algo!
El chico esbozó una leve sonrisa y colocó sus manos rápidamente en mis brazos, para pararme.
Sus manos tocando mis brazos hicieron que desconectase de la realidad y por un momento solo me perdiese en esos ojos verdes que tan bien se apreciaban.
-Sólo quería verte. – Musitó entre risas.
Mi mirada aún bloqueada permanecía observándole. El chico esperando una respuesta.
-¿Enserio ves normal el colarte por…?
-Por la ventana. – Me ayudó señalando a la ventana de encima del cesto de Bruce.
-Por la ventana. – Añadí. - ¿…En casas ajenas?
-Lo hice para verte. – Contestó.
-Suéltame. – Pronuncié enfadada. – Y vete de aquí.
El chico obedeció y al fin recuperé mi postura habitual. Él se alejó un poco de mí.
-¿No puedo quedarme?
-Están mis padres. Si te ven nos matan.
-Me dijiste que estabas sola.
-Te mentí.
Harry comenzó a andar a través del pasillo, perseguido por Bruce y sus constantes y poco intimidantes ladridos.
-Bonita casa. – Exclamaba.
Me apresuré hasta ponerme a su lado, intentando detenerle.
-Harry, por favor…
El chico sonrió pasando su grande mano por mi pelo, retirándolo de mi cara.
-Eres muy guapa. – Susurró.
Mis mejillas se ruborizaron cuando escuchó eso salir de la boca del chico. Susurrando, a apenas dos centímetros de mí.
-Gracias… - Balbuceé.
El chico continuaba acariciando mi pelo mientras yo le miraba tragando saliva.
-Vete. – Insistí.
-Vente conmigo.
-Tengo que estudiar.
-Esta noche hay una carrera en El Foco y yo correré en ella. Me encantaría que vinieses a verme.
Mi mirada y la suya contactando y encajando a la perfección. Ambos sintiendo nuestras respiraciones cerca, muy cerca. Mi cuerpo intimidado ante tal imposición de ese chico. En mi cabeza, el asentimiento del plan con Grace.
-No puedo, Harry. – Contesté. – He quedado.
-Aplaza tu plan.
-No puedo. Es mi amiga.
-Que venga contigo. Solo necesito tenerte a mi lado. Sé que me darás suerte.
El aire llenando mis pulmones mientras él esperaba ansioso una respuesta. Sabía que si no aceptaba el ir, estaría en mi casa hasta que lograse convencerme, y mis padres estarían a punto de venir.