Quizás fuese yo. Quizás todo esto pasó porque mis ideas o mis sentimientos no estaban del todo detallados y perfilados como para tenerlos en orden en mi cabeza, o en donde quiera que estén.
Cerraba los ojos ante la mirada furtiva de Josh, quien esperaba ansioso una respuesta.
Tenía ganas de derrumbarme delante de él y de que por fin se me aclarasen las cosas, pero eso era algo imposible. No podía tener algo claro sabiendo que Harry me había escrito una carta antes de irse a Inglaterra, no podía tener nada claro sabiendo que Harry se iba, de nuevo.
-¿Me vas a decir algo? – Preguntó él, con las manos puestas delante de su boca, sin ganas apenas de comer.
Miré hacia el mantel y, tras unos segundos, apreté mis ojos conteniendo las lágrimas.
-¿Tienes algo que decirme tú, Josh?
-Tengo tantas cosas que decirte…
Alcé la mirada y di con sus ojos azules que mantenían su mirada fijada en la mía. Fruncí los ojos un poco.
-Dímelas. – Musité.
-¿Acaso ganaría algo con eso?
-Puede. No sé.
El chico cogió aire y entrelazó sus dedos. Yo cogí la copa de vino para humedecerme la boca que tan seca se me había quedado.
-Te haré una propuesta, ¿Vale? – Me dijo.
Fruncí el ceño y le miré, más interesada que nunca por lo que me iba a decir.
-Te propongo empezar de cero, conmigo. Si quieres tómate tu tiempo, el que quieras. Podríamos incluso mudarnos a algún apartamento más cerca de tu universidad para salir de la rutina. Haría lo que fuera por volver contigo, Selena. Haría lo que fuera por salir de la rutina en la quizás ya nos habíamos metido. Te quiero, y creo que eso no puedo evitarlo.
El chico hizo una pausa y cambió de postura en la silla, cruzó sus brazos encima de la mesa y me miraba aún fijamente.
-Pero tampoco quiero hacerme daño. El otro día cuando te vi agarrando a Harry un escalofrío se apoderó de mí y algo me decía que le querías como jamás me habías querido a mí, y como jamás me querrás.
Por un momento sentí como si mi estómago se oprimiese cada vez más y necesitaba aire.
-Así que tú debes de decidir. Sólo te pido algo: Elijas la elección que elijas, hazlo segura. Tómate tu tiempo. Tengo lo suficiente para darte lo que necesitas. Estoy dispuesto a todo, pero solo si estás segura.
Tragué saliva por un segundo y le miré de nuevo a esos ojos que pedían a gritos lo que su boca no suplicaba. Me necesitaba, y eso estaba dejando ver. Sin embargo, y como él bien dijo, estaba demasiado claro que mi enredo sentimental tenía que ver en parte con Harry. ¿En parte? ¿Qué digo? Harry tenía que ver en todo.
-Creo que ahora deberías irte a casa y no creo que sea conveniente que te acompañe. Llamaré a un taxi y lo pagaré.
-No, Josh. No hace falta. Lo llamaré yo.
-Por favor, Selena. Pienso hacerlo. Hago esto porque creo que no tienes aún nada claro y verme no te hace bien. Incluso a mí no me hace bien verte así… - Sus ojos me revisaron de arriba abajo. - así.
Josh cogió el teléfono para llamar a un taxi. Me negué, pero él insistió.
Tras un rato, ambos nos levantamos cuando escuchamos el motor del coche rugir en la puerta de la casa en ese silencio de la noche en una urbanización totalmente perdida y desierta.