Capítulo 41

113 8 0
                                    

Me encontraba en un absurdo momento de balanza.

Aun que habían pasado quizás los suficientes días para que mis ideas se aclarasen, no lo habían hecho.

Estaba delante del espejo retocando lo mechones en los que me había hecho tirabuzones.

Josh me había llamado y, según él, quería quedar conmigo para aclarar todo de una vez. Quizás fuese para bien o quizás fuese para mal, era una idea confusa la que tenía en mi mente, como todo.

Me subí a esos zapatos tan altos y abrí la puerta de mi habitación intentando mantener el equilibrio. Los tacones que me había comprado mi madre eran demasiado elevados.

Agarré la barandilla y comencé a bajar las escaleras de mi casa. El olor de una buena cena me invadió, y supuse que mi madre tendría visita.

Aterricé por fin en el suelo después de bajar todos esos peldaños y me acerqué con cuidado a la cocina.

Abrí la puerta, apoyé en el marco mi hombro y disfruté de la estampa tan dulce que tenían Bob y mi madre. Él la estaba abrazando por la cintura mientras que ella se hacía la remolona haciendo la cena.

-Buenas noches. – Musité. - ¿Interrumpo?

Ambos pegaron un leve saltito sobre sí y me miraron.

-Cielo. – Exclamó mi madre.

Automáticamente Bob la soltó y la mujer acudió a mí. Tendió su mano y yo la agarré. Hizo que diese una vuelta sobre mí para observarme.

-Estás preciosa. – Comentó.

Los rubores aumentaron en mi rostro y miré avergonzada a Bob.

-Lo estás. – Apoyó él.

-Gracias.

La sonrisa tímida no había desaparecido de mi rostro.

-¿Qué celebráis? – Pregunté.

-Bob se irá este fin de semana a Inglaterra. – Dijo mi madre. – Ya sabes, por lo del equipo de fútbol.

Mi estómago se acongojó en ese momento. Podían haber pasado muchos días, quizás semanas, pero no se me esfumó ni un segundo de la cabeza la idea de que, quizás, y sólo quizás, Harry se fuese de aquí y emprendiese rumbo a Inglaterra, dónde lógicamente le tocaría empezar una vida nueva y, quién sabe, quizás también una relación nueva…

Arqueé las cejas y asentí sutilmente con la cabeza. Mis tirabuzones hicieron muelle, mientras mis ojos involuntariamente miraron al suelo.

-Pásalo bien, Bob. – Dije.

-Eso intentaré.

Cogí aire y por un segundo dudé si lanzarle la pregunta del millón. Quizás debía, y así me quitaría las dudas.

-¿Se va Harry?

Lo solté. Al final lo solté. Incluso me dolió, pero al final terminé preguntándolo.

-¿Harry? – Bob miró por un momento al suelo girando su labio. – Sí, sí viene.

Mi cara debió de ser un auténtico reflejo de la desesperación e impotencia.

-O sea que aceptó. – Murmuré.

-Sí.

Arrugué mis labios y asentí con la cabeza en forma de agradecimiento. Ahora ya tenía algo claro: Harry Styles desaparecería, quizás definitivamente, de mi vida.

Pero como bien dijo él, quizás todo esto fuese artimañas del destino para al fin juntarnos. Negué con la cabeza cuando pensé en eso. ¿Juntarnos? ¿Acaso volvería con Harry? ¿Sí? ¿No?

El pasado nunca se rinde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora