Miraba a Dina con el ceño fruncido, y más ahora asombrada con el gesto que acababa de hacer, y su énfasis de que yo trabajase con ella.
-¿Y bien? - Preguntó, intentando que yo dijese algo.
Sacudí mi cabeza e intenté ser coherente. ¿De verdad quería? Necesitaba un segundo para hablar a mi interior y preguntarme de verdad si podría afrontar yo todo el pasado sola. Sobretodo el principio, que era por lo que se empezaba.
-Sigo diciendo que tienes aún tiempo. - Añadió. - Todo el que quieras.
-Preferiría decidirme ya, si no te importa. - Contesté.
La chica pareció sorprendida a mi decisión y abrió los ojos, cogiendo algún alimento de su plato.
Miraba de nuevo a la carpeta azul donde estaban todos esos papeles de Harry. Sería interesante trabajar en esto.
-Te haré una fotocopia de lo de Harry, si es lo que quieres. - Usó Dina como forma de convencimiento.
Reí. Me hacía gracia las increíbles tácticas que estaba usando esa chica para conseguir mi punto de vista. ¿Tanto lo necesitaría? ¿No le bastaría con el de Harry? Triunfaría igual, en aquella presentación a la que asistí de su libro, había muchísima gente, seguro que era buena escritora y podría adaptarlo a cualquier cosa.
-No es eso, Dina...
La chica alzó una ceja y me intimidó, tanto que hasta yo misma creí que de verdad quería una copia de toda la historia de Harry.
-Bueno, está bien. - Dije riendo.
-Contaba con ello.
Fruncí el ceño.
-¿Contabas con ello? - Reclamé.
-Esas fotocopias son para ti, las originales las tengo en casa.
Giré mi labio asintiendo, Dina era muy inteligente y precavida.
No. No perdía absolutamente nada. Así lograba poner en orden mi mente y mis sentimientos.
-Hecho. - Dije, casi sin creérmelo.
La chica que, había aprovechado para continuar comiendo su delicioso plato de pasta, casi se atraganta cuando le afirmé que lo haría.
Sus ojos azules me miraban brillantes y yo estaba orgullosa en mi interior de haber aceptado participar en esto.
-¿Sí? - Preguntó. - ¿De verdad?
-Sí, sí. - Contesté. - Lo haré.
Me encogí de hombros y con una sonrisa, vi como Dina, casi con un grito por lo bajo, se levantó de la silla y vino hacia mí.
Me levante de mi asiento y me puse a su altura, aceptando su abrazo de agradecimiento.
-Dios mío, muchas gracias. De verdad. Sé que esto para ti no es fácil pero saldrá genial. De verdad.
La miraba con una sonrisa. Sí, no podía afirmar que estaba cien por cien segura de que esto era lo que quería, pero al fin y al cabo, era lo que me había salido en el momento, y lo que algo en mi interior me pedía a gritos que hiciese.
La chica me arrebató la carpeta azul celeste y retiró todos los papeles hasta sacar el contrato. Después, se acercó a su bolso y sacó un bolígrafo de su interior. Pulsó la parte de atrás y la punta salió.
-Ten. - Me ofreció. - Léelo y fírmalo.
Mordí mi labio inferior mientras tomaba el folio y lo revisaba de arriba a abajo, ante la atenta y entusiasmada mirada de Dina. La chica parecía solo querer dar palmadas de alegría. Desde luego, era convincente. Aún no me explicaba por qué razón estaba haciendo esto, ni por qué lo habría hecho Harry.