Capítulo 18 parte 2

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Apenas había dormido. Mis ojeras destacaban en mi cara. Mi mano aún continuaba tapada por la venda que había usado esa misma noche, aun que húmeda. Acababa de salir de la ducha y aún así me sentía sucia; No exteriormente, sino en mi interior. El alcohol, las drogas, el tabaco, me estaban convirtiendo en suciedad. En suciedad contaminante para todo lo que antes era mi prioridad.

Mi cabeza se ladeó y mis manos intentaban vestir mi cuerpo. Sacudí mi pelo con una toalla y me dirigí a la puerta del baño para tirar del pomo.

-Buenos días. – Musitó Harry.

Estaba apoyado en la pared, con una mirada perdida y con los ojos más rojos que de costumbre. Su pantalón gris tan habitual y con una camiseta negra de manga corta, ajustada.

Mi mirada se deslizó hacia el suelo.

-¿Qué tal? – Insistía el chico.

Mi cuerpo contenía una pequeña cantidad de miedo, pero sin embargo, mi cabeza era imposible de pensar que Harry llegase a hacer algo en contra de mí. Harry jamás podría hacerme daño.

-Creo que no mejor que tú. – Contesté al fin.

-Siento haberle hecho daño, no quería… - Musitó sin ganas.

Ladeé mi cabeza hacia ambos lados cuando escuché decir eso a Harry. Después, pasé la mano dañada por mi pelo, deslizándole hacia atrás para poder mantener mi vista libre. 

-¿Qué te ha pasado? – Preguntó preocupado.

Su mano fue a hacer contacto con la mía, pero mi brazo se retiró cuando él lo tocó. El miedo creció.

-Como si no lo supieses. – Contesté.

-¿Te lo hice yo?

Reí sarcásticamente y coloqué de nuevo mi mano junto a la otra.

-No quería hacerte daño…

-Claro, Harry. Tú nunca quieres hacer daño a nadie. Cuando me cogiste del brazo, no querías hacerme daño. Pegaste a Liam y no querías hacerle daño, me empujaste y me rajé la mano, y tampoco querías haberlo hecho. ¡Nunca quieres hacer daño! Pero, ¿Sabes? Siempre lo haces.

-¿Qué coño dices? – Replicó él.

-No entiendo por qué tienes tanto miedo de perderme y para no hacerlo usas la violencia. Estoy harta de tus ataques de ira, de tus ataques de obsesión, Harry. Yo te quería, quería a ese Harry que me abrazaba sin rabia. Quería a ese Harry que no era obsesivo. ¿No te das cuenta de que solo quieres que esté contigo? ¿No te das cuenta de que cambié mi vida completamente por ti? Y tú solo me premias evitando que tenga contacto con cualquier persona. Tú solo me quieres para ti y no. Yo no quiero eso. Tú me metiste en esta jodida forma de vida de peleas, drogas, alcohol. Y, ¿sabes? Me he dado cuenta de que no quiero esta puta vida más. No quiero ver como pegas a todo el mundo que se acerque a menos de dos metros de mí. ¡No quiero!

-Cállate. – Exigió.

-No me pienso callar, Harry. Tú fuiste el que me aseguraste darme lo mejor, y eres tú el que me metió en la miseria. Fuiste tú quien…

El chico interrumpió mi discurso dando un puñetazo a la pared de mi lado. Su puño quedó a escasos centímetros de mi cabeza.

Sus ojos de nuevo mostraban rabia y, sin embargo, mis ojos mostraban solo miedo.

Nuestras respiraciones agitadas y su puño continuaban a mi lado.

-Harry… - Susurré con miedo.

El chico reaccionó rápidamente y se alejó poniendo sus manos en su cara, intentando cubrir la culpa.

Mis pies comenzaron a andar hacia la habitación donde tenía todas mi pertenencias. Cogí la maleta y la abrí encima de la cama metiendo toda mi ropa. El chico aún permanecería en el pasillo, pues no escuché ningún tipo de paso.

Minutos después de hacer la maleta, la comencé a arrastrar hacia la salida. Mi mano herida cogió mi bolso y lo situó en mi hombro, soltando de mala gana las llaves en el mueble de la entrada.

Tiré del pomo de la puerta y saqué la maleta al rellano.

-¿Dónde vas?  - Preguntó asistiendo a mi salida.

-Me largo de aquí.

-¡¿Qué?! – Exclamó aturdido.

-Me largo de tu sucia y asquerosa vida, Harry, Lo siento. No puedo estar con una persona a la cual tengo más miedo que amor.

-Nunca te haría daño, joder.

-Deja que lo ponga en duda. A los hechos me remito. – Le dije situándome detrás de mi maleta, mirando a mi mano vendada.

-¿De verdad piensas que sería capaz de hacerte daño? ¡¿De verdad piensas irte?!

-Sí. – Contesté seriamente.

Mis pies comenzaron a bajar las escaleras arrastrando la maleta tras de mí.

-¡Pues como te largues olvídate de mí! – Gritó cuando ya desaparecía de su vista.

-Es más, ¡Prometo olvidarme de ti y no volver a verte nunca! - Le contesté.

-¿Ah, sí? Pues tranquila, porque yo también prometo no volver a verte nunca más.

Sus pasos hacia dentro de su casa antes de un gran portazo me hicieron sobresaltarme.

Las lágrimas salían sin consolación de mis ojos, mientras bajaba por última vez las escaleras de ese edificio.

La pregunta que me hacía ahora que estaba en la calle, y de nuevo, era: ¿Y ahora qué? No tenía siquiera donde, ni con quién ir.

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Decidme que no soy la única que este cap le ha sentado fatal, porque dios mio me ha dejado muerta matada.

El pasado nunca se rinde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora