Tragué saliva cuando vi a centímetros a Josh. ¿Acaso tenía ganas de besarle? ¿Acaso Josh me gustaba como para eso?
Veía como sus ojos miraban mis labios y ya sabía lo que venía después.
-Josh. – Susurré. – Déjalo.
El chico ladeó sutilmente su cabeza y dio un pequeño empujoncito con la cremallera. Al fin esta hizo caso y bajó hasta llegar a mi cintura, donde terminaba.
-Por fin. – Comentó él.
-Sí… - Musité.
-Te espero fuera.
Sonreí asintiendo con la cabeza cuando ese chico abandonó el probador. Me miré en el espejo de nuevo mientras dejaba caer la tela hasta el suelo, vistiéndome de nuevo.
Los rubores de mis mejillas parecían notarse más ahora. ¿Qué habría pasado? Era algo confuso. ¿Acaso querría besarme Josh? ¿Acaso me hubiera besado?
Cogí aire y retiré la cortina de nuevo para salir del probador. Josh estaba sentado en un asiento rodeado de las bolsas.
-¿Lo vas a comprar? He cogido uno de la misma talla con la cremallera arreglada. - Informó.
-Sí. – Contesté.
-Bien.
Ambos nos dirigimos a pagar ese vestido. Ya eran demasiadas prendas y estaba cansada.
Josh y yo salimos de la tienda dirigiéndonos al aparcamiento. Los dos estábamos callados. Supongo que porque los dos sabíamos que hubiera pasado en ese probador.
-Oye, Sel.
Miré a Josh.
-Qué.
Un silencio incómodo mientras él agarraba más fuerte las bolsas de plástico.
-Nada. Olvídalo.
-Josh, dime.
-No.
El chico llegó el vehículo el cual abrió. Después levantó el maletero y puso todas las bolsas dentro,
esperando que yo hiciera lo mismo con las que llevaba.
******
El silencio entre nosotros dos reinaba. Acabábamos de entrar de nuevo a la casa de Josh y ninguno de los dos había sido capaz de dirigirse una palabra en todo el trayecto.
Mi gesto era confuso. Miles de preguntas habían estado rondando desde aquel momento por mi cabeza. Ese chico parecía estar dispuesto a besarme, y la verdad es que ese momento me olvidó por completo a olvidarme por un rato de Harry.
El chico se dirigió hacia la cocina y yo subí las grandes escaleras que comunicaban el salón con la habitación que Josh me había asignado.
Mi situación se basaba en suspirar y en pesar en cosas fuera de lo común. Necesitaba un cigarro, pero no tenía.
La puerta de la habitación se abrió. Miré bruscamente hacia el marco y comprobé que era Josh, con una mano apoyada en el marco y otra en el pomo de la puerta, asomando la mitad de su cuerpo.
-¿Estás bien? – Preguntó.
-Sí…i. – Balbuceé.
-Esto…
Josh balbuceaba, intentaba decirme algo. Su cuerpo pasó a la habitación y su paso fue arrastrado hasta llegar al pie de la cama, donde dejó aterrizar su cuerpo al lado derecho del mío.
-¿Puedo hablar contigo? – Preguntó con miedo.
-Sí. Claro.
-No quiero que pienses algo que no es, es decir… Eso del probador ha sido un tanto raro y yo…