Capítulo 5

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Me retiré bruscamente de su lado. Le miré un par de veces intentando procesar lo que acababa de pasar.

-¿Qué has hecho? - Pregunte balbuceando.

El chico me miró y sonrió.

-Te dije que te lo habías ganado. - Contestó.

-¿Un beso? - Exclamé.

-Nena, los besos no se piden. Se dan.

El chico sonrió y posó sus manos por sus rizos, apartándolos de nuevo de su rostro. Después, posó su dedo índice en mi nariz dando un pequeño toquecito.

-Sabes bien. - Añadió juntando sus labios y aparentemente, saboreando.-El toque a tabaco de tu boca hace creer que eres menos inocente de lo que realmente eres.

Fruncí el ceño y agarré con las dos manos las asas de mi mochila. No me gustaba que ese chico sin conocerme de nada me tachase de inocente.

Su sonrisa hizo que me desubicase. Sua rizos de nuevo cayendo poco a poco, tapando su ojo izquierdo, azul celeste. A la luz del día relucían más, y si no fuese por ese pequeño corte que tenía en la ceja, le haría parecer bueno.

-Lamento decirte que me tengo que ir.- Musitó.

-Bien.

-¿Te volveré a ver?

-La última vez también preguntaste lo mismo.

-Espero que eso sea un sí, o sino tendré que tirar de nuevo mi colgante para que vengas a devolvérmelo.

El chico sonrió pícaramente. Mi gesto era de confusión. En realidad estaba perdida.

Sus manos apoyadas en el manillar de la moto, acelerándola. Segundos después, los soltó y se acercó sutilmente a mí.

Pasó de nuevo su mano por debajo de mi mochila, dejándola justamente en mi cintura.

Aproximó mi cuerpo al suyo, dejando que los dos contactasen y yo me estremeciese.

Sus labios se posaron lentamente en los míos, y esta vez el beso fue más largo.

El chico se retiró y me miró a los ojos, de nuevo mezclando sus labios superiores e inferiores. Un gemido salió de su boca mientras subía a su moto. Colocaba sus pies en los sitios adecuados y aceleró la moto para estremecerme. Lo consiguió. Un leve salto sobre mí misma y un constante pestañeo de ojos hasta que él desapareció, lanzándome una sonrisa de complicidad antes de irse.

******

Un día después.

La segunda guerra mundial. Ese era el tema de las clases de historia. A dos días del examen y no había estudiado.

Los problemas me invadían. El principal de ellos ese chico al que apenas conocía y ya me había besado, Harry. Sin embargo, algo en el estómago pateaba cuando mi mente tan solo pensaba en su nombre.

Otro de mis problemas eran las constantes discusiones que tenían últimamente mis padres, y eran argumentos para alejarme lo máximo posible de los estudios.

Sólo se escuchaba el constante ruido del reloj encima de mi escritorio. El libro abierto, pero les hacía caso omiso a esas letras que daban algún tipo de información del que, ahora mismo, quería abstenerme.

Intenté leer los primeros dos párrafos del tema. Pero mis ojos se desplazaban constantemente a la pared. Harry, Harry, Harry.

Ese beso sabor a tabaco fue algo inesperado, pero debía admitir que era el beso más increíble que me habían dado.

El pasado nunca se rinde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora