Capítulo 51

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Narra Selena

Corría por la calle del parking. Tenía impotencia e ingenuidad en mi cabeza como la cosa que más destacaba. ¿Cómo habría llegado a ese extremo Josh?

Seguí  la dirección de donde provenían los gritos minutos antes. Todo cuadraba mejor cuando empecé a asociar cosas en el camino.

Llegué paralela a un callejón y vi que un hombre estaba metiéndose en un coche blanco, un Audi. Me sobrecogí cuando observé que estaban tirando a Harry al suelo y repartiéndole dolorosas patadas en todo el cuerpo.

Mis manos se fueron inmediatamente a la boca y la tapó para no hacer mucho ruido. Harry no estaba haciendo nada. Sólo se cubría con los brazos la parte de cuerpo que le permitían, y quizás pediría a quien fuese que le protegiese de no llegar a ser más que patadas contra él.

Estaba aterrorizada y congelada. No sabía cómo reaccionar, pero tenía que hacer algo si no quería que terminasen matando a patadas a Harry.

Cerré los ojos y me recargué de fuerzas. Caminé apresuradamente hasta los hombres, que parecían divertidos haciendo daño a Harry, quien se encontraba con un gesto de dolor en la cara y acurrucado sobre él, quizás sin saber siquiera lo que pasaba.

-¡Dejadle! – Grité, con la voz rajada.

Los dos hombres cesaron de darle patadas y me miraron. Segundos después, me revisaron de arriba abajo y sonrieron. Sus miradas coincidieron y, ahora, sonreían cómplices.

-Hola, jovencita. – Musitó uno. - ¿Podemos ayudarte?

Uno de ellos era moreno y otro era rubio. Los dos estaban fijando la mirada en mí. Estaba cada vez más asustada, pero al menos había evitado que sus patadas continuasen aterrizando en el costado de Harry.

-D-dejadle. – Dije casi rogando.

El rubio rodeó al cuerpo, retorciéndose del dolor de Harry y vino hacia mí.

-¿Quién eres? – Preguntó, poniéndose enfrente de mí.

-Dejadle. – Dije de nuevo en un tono de exigencia.

El hombre rubio sonrió y miró para otro lado, sorprendido que alguien como yo le estuviese dando órdenes a un hombre que estaba repartiendo una paliza en plena calle.

-¿Eres su novia? ¡Vaya! Creo que esto a Matthew le interesará. – Exclamó.

Chistó en dirección al hombre moreno y le sonrió.

-¿Qué hacemos? – Preguntó.

El moreno se encogió de hombros y le dio una patada más fuerte a Harry en la espalda.

-¿Le quieres dejar en paz, cabrón?

Mi grito retumbó en la silenciosa calle. Mi fuerza se subió hasta mi cabeza y quise ir hacia donde estaba Harry tumbado en el suelo.

Choqué con el hombro del rubio y me cogió por mis brazos delgados.

-Eh, nena. – Me susurró. – Mejor será que seas obediente con nosotros.

Mi mirada se frunció de rabia y le miraba desde la poca distancia, mandándole todo el odio que mi cuerpo me permitía.

-Vosotros dos tanto como vuestro jefecillo sois repugnantes. Odiosos. Unos sin vida que comen pegando a gente, incluso matando.

El chico me miró casi rabioso y, después de unos segundos, se le creó una media sonrisa.

Sus manos soltaron mis brazos e hizo sonar sus nudillos, juntando las manos y estirándolas detrás de la espalda.

El pasado nunca se rinde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora