Una comida alegre en la que Harry y yo no compartimos mucha información sobre nuestro pasado. Él ya había dejado claro que quería olvidar ese “Hazza” como todo el mundo le conocía.
No me cabía ni la menor duda de que ese chico de verdad había cambiado y que se había convertido en una persona totalmente opuesta a la que era antes.
Fuera motos, fuera chaquetas de cuero y fuera esa actitud de malote que llevaba a cuestas siempre con él.
De nuevo me acompañó hasta mi casa en coche. El comer juntos le había hecho tranquilizarse, cosa que me satisfacció.
Harry me acompañó hasta la puerta. El chico se quedó frente a mí con sus manos metidas en los bolsillos.
-Ha estado genial el comer contigo. – Le dije.
-Sí, ha estado genial. – Apoyó.
Le sonreí sin saber que decir y metí las llaves en la ranura de la puerta.
-Bueno, creo que yo ya me voy… - Comentó.
-Sí, yo también.
El chico me sonrió y se dio media vuelta algo indeciso.
Su mano se levantó y boca se giró intentando ocultar algo que parecía querer decirme.
Mi mano ya estaba girando la llave que estaba metida en la puerta.
-Esto… Selena. – Dijo.
Su cuerpo dio con cuidado la vuelta y me miró a la vez que yo a él.
-Qué. – Contesté dudosa.
-¿Puedo pedirte algo?
-Claro, lo que quieras.
-Bueno, como ya sabrás… - El chico rodeó sus ojos sobre sí y miró hacia el suelo. – Pues…
-¿Harry?
-Sabes que mi hermana es escritora, ¿no?
-Claro, ella me lo dijo.
-Pues en una semana tiene la presentación de su libro y me gustaría que me acompañases… Pero solo si puedes.
Las palabras que Harry vocalizaba me hicieron verle de una manera que nunca lo había visto. Parecía nervioso, pequeño, indefenso. Parecía que el no saber cuándo nos volveríamos a ver le martirizaba, y, en cierta manera, a mí también.
Asentí con la cabeza cuando pude.
-Sí, claro. – Contesté. – Te acompaño encantada.
El chico sonrió aliviado por mi respuesta. Segundos después, abrió sus brazos y me dio un fuerte abrazo.
Sentí como sus fuertes brazos pasaban por mis hombros y sus manos se juntaban atrás de mi cuello, mientras mis brazos rodeaban su torso y le apretaban con fuerza hacia mí.
-Gracias. – Musitó.
Me alejé de ese magnífico abrazo que pude describir como increíble y fantástico. El sentir otra vez a Harry tan cerca era tan inalcanzable hacía unos días que aún me resultaba increíble que él estuviese ahí, y tan cambiado.
-¿Por qué? – Pregunté.
El chico sonrió sin contestar a mi pregunta. Después, me dio un beso dulce en la mejilla y se dio media vuelta para caminar hacia su vehículo.
Me dejó aturdida aquella situación. Quizás fuese a causa de ese inesperado abrazo y ese dulce beso.
Me quedé unos segundos mirando como la silueta del chico desaparecía del jardín. Mi sonrisa de nuevo se dibujaba inconscientemente en mi rostro, ¿Qué pasaba? Negué con la cabeza y borré inmediatamente esa pícara sonrisa que había dibujado mi rostro.