Mi mirada hacia Josh mantenía la misma postura. Pestañeé rápidamente y sus ojos casi rojos estaban clavados de lleno en los míos.
Le cogí de los brazos y le empujé hasta el pasillo donde podríamos tener un poco más de privacidad y no estaríamos observados por las miradas expectantes de mi madre y Bob.
-¿Q-qué?
-Por fin me escuchas.
-Josh, dime que es una broma. No entiendo nada.
Mi pulso temblaba mientras miraba a Josh. Quería que se fuera, pero no sin antes
-¿Me permites invitarte a un café y explicarte todo? – Me preguntó, elegantemente.
-Contéstame.
-Te contesto todo lo que quieras, pero acepta el café.
Cerré los ojos y, por un momento, me lo pensé. Sabía que si no aceptaba la cena con Josh, era capaz de quedarse aquí hasta convencerme, pero por otra parte, no quería aceptar y ponerle todo en bandeja. Lo que hizo estuvo mal. Fatal.
Giró levemente la cara esperando mi respuesta.
-Lo siento, Josh…
-Sabes que no me iré si no aceptas.
-No, Josh…
-Déjame explicarme.
Puse los ojos en blanco y esperé unos segundos mientras lo pensaba.
-¿Y bien? – Replicó.
-Está bien. – Contesté.
Me acerqué al salón y avisé a mi madre y a Bob que me marchaba. Ambos se encontraban mirando entretenidos la tele.
Una dulzura enorme me rodeó. Parecían ambos tan ilusionados.
Sonreí y de nuevo miré a Josh. Por un momento pensé que sería Harry, pero me decepcioné a mí misma cuando comprobé que se trataba del psicólogo.
De nuevo regresé a su lado y el chico automáticamente sonrió y abrió la puerta cediéndome el paso.
Ambos emprendimos camino hacia el coche y nos montamos en nuestros respectivos sitios.
No tardamos mucho en llegar a una cafetería. Ninguno de los dos quisimos compartir ninguna conversación que nos delatase.
Todo estaba demasiado tenso entre ambos. Él, quizás pensase en cómo me iba a explicar todo, incluyendo eso de que era adoptado. Yo, mientras, pensaba en el dulce y explícito beso que habíamos compartido hacía unos minutos Harry y yo.
Si Josh descubriera que ese Harry es a quien relativamente odia, y descubriese que nos besamos, quizás la insistente idea de estar en esa cafetería conmigo, se esfumaría directamente de su cabeza.
Ambos tomamos asiento y compartimos miradas vergonzosas.
-¿Qué quieres? – Preguntó.
-Un café con leche, por favor.
El chico asintió con la cabeza y se acercó a la barra para pedir los cafés. Le miraba desde la distancia. Sus manos estaban entrelazadas, como mis ideas.
¡Acababa de besar a Harry Styles! Pasé mi dedo índice por la comisura de los labios para sentir ese apasionado beso de nuevo. ¿Por qué me fui sin decirle nada? ¿Por qué no le dije nada?
Pero, mucho peor. ¿Por qué estaba ahí con Josh ocultándole algo como eso? Quizás no debía decirle nada porque no le besé yo, sino Harry me besó a mí.