De nuevo el sonido de esas motos y la tenue luz en aquel rincón. No sé cuantas veces habría visitado aquel sitio ya, pero las suficientes como para que el rugido de las motos ya no intimidase en mi interior.
Harry y yo acabábamos de bajarnos de la suya. El chico quitó las llaves de ella y la dejó aparcada donde siempre. Guardó sus llaves en el bolsillo y acudió hasta donde yo le estaba esperando, para darme la mano.
Ambos comenzamos a andar. Mis vaqueros ceñidos negros acompañaban a mis piernas. La chaqueta de cuero aún decoraba mi cuerpo.
Nuestros dedos entrelazados. Empezamos a andar hacia el círculo donde estaría todo el mundo. Su mano apretando sumamente fuerte la mía.
La mirada de la gente estaba clavada en nosotros. Las chicas cuchicheaban envidiosas y los chicos babeaban a nuestro paso.
¿Por qué a todo el mundo le causó tanta sensación que Harry llegase con una chica? Mi ceño fruncido continuó acompañando a los pasos de Louis durante todo el rato.
-¿Por qué nos miran así? – Pregunté mientras caminábamos.
-No están acostumbrados a que salga con chicas. – Contestó.
-¿Nunca has tenido novia?
-Sí. Pero no la traía a menudo aquí.
-¿Y por qué a mí sí?
El chico sonrió mientras relajó el paso. Bajó su mirada para dar con la mía gracias a la diferencia de altura.
-Porque tú eres especial. – Susurró. - Todas ellas te tienen envidia, y todos ellos se matarían por tenerte esta noche en su cama.
Las palabras que estaba pronunciando Harry no las entendía por completo. ¿Por qué iban a matarse?
-Pero tú eres mía. – Susurró inclinándose hacia mi oído. – Sólo mía.
Asentí con la cabeza algo aturdida y con una falsa sonrisa.
No entendía por qué todos esos chicos querrían estar conmigo, ni por qué todas esas chicas querrían ser yo. Harry detrás de esa fachada de chico malo y chico imponente, era dulce, atento, cuidadoso… Y algo posesivo.
Llegamos al círculo y todo el mundo fue a saludar a Harry, mientras yo me quedé algo al margen.
Las manos de los chicos chocaban con las de él mientras su sonrisa era amplia y sus ojos permanecían en un gesto amable.
-Hola. – Musitó alguien.
Giré mi cabeza en el sentido de esa voz y mi mirada dio con una chica de estatura mediana, los ojos los tenía ojos marrones, quizás fuesen un poco más claros, pero la tenue luz impedía saberlo con certeza. Su pelo era largo, liso y castaño, con algunos mechones castaño claro. Sobre su frente caía un peinado flequillo hacia el lado. Vestía con un jersey negro y con unos vaqueros azul marino. Sus pies eran decorados por unas botas también negras.
-Soy Sara. - Añadió mientras yo continuaba examinándola con la mirada.
-Hola. – Titubeé. – Yo soy Selena.
-¿Eres la novia de Harry? – Preguntó sin ningún tipo de adorno.
Asentí con la cabeza arrugando la frente.
-Guau, tenían razón.
Esa chica parecía tener algo de inocencia en su aparente físico de malota.
-¿Quién tenían razón? – Pregunté curiosa.
-Mis amigas el otro día te vieron besarle. No me creía que Hazza tuviese novia. Es tan…