Capítulo 23

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Liam miraba arqueando las cejas. No entendía el porqué de mi reacción. Mi mente congelada y mi boca sin poder articular palabra. No podía informarle de la situación. ¿Dónde coño habría ido? ¿Por qué coño lo hizo?

Esa estúpida promesa de no volverle a ver parecía tener todas las papeletas para cumplirse.

-Oye. – Pronunció Liam.

Levanté la mirada y le miré.

-No quiero ser entrometido, pero cuando he dicho lo de tu madre parecías afectada. ¿Pasó algo? – Preguntó.

-No me llevo muy bien con ella. Han pasado demasiadas cosas como para que aún pueda seguir teniendo afecto con esa mujer.

El chico agrandó los ojos y miró hacia abajo sorprendido por lo que acababa de decir.

-Guau… - Musitó.

Un silencio incómodo mientras mi cabeza pensaba en lo mismo. Harry.

-Harry… ¿Harry se ha ido enserio? – Pregunté perdida.

-Sí. Eso me dijo. Pero, vamos, ¿Qué diablos te pasa?

Le miré pensando que él sería lo demasiado ingenioso para intuir lo que pasaba. Claramente me equivoqué.

-Después de esa pelea Harry se puso demasiado violento y… me fui. Desde entonces no supe nada de él y parece ser que tú eres la única persona con la que se ha dignado a hablar. – Informé.

-Espera, espera. ¿No estáis juntos?

-¡No! – Negué.

El chico frunció el ceño poniéndose su dedo índice en su barbilla.

-Ahora que lo dices… - Musitó dudoso. – Creo que me insinuó que, aparte de querer cambiar su vida, también se iba para que alguien volviese a ser como antes era. Como si por su culpa alguien hubiese cambiado. Parecía sentirse culpable y estaba afectado.

Un brusco golpe se notó en mi estómago cuando Liam pronunció eso.

Estaba a punto de llegar a un ataque de nervios. Eso era demasiado. Harry parecía no querer verme jamás.

El chico se alejó un poco del mostrador mientras yo continuaba mirando a un punto fijo.

Escuché un golpe y de nuevo volví a la realidad.

-Dios mío…

-No te martirices más, Sel. Quizás tu sitio no era a su lado… - Dijo Liam.

Miré a sus ojos marrones que mostraban confusión y preocupación. Mi estado no debería de ser muy estable, pues ese chico parecía estar realmente nervioso por no saber controlarme.

-Liam… mejor me voy…

-Bien.

-Gracias por todo. – Agradecí.

-No hay de qué. Ya sabes, si necesitas algo, estoy aquí.

-Sí.

Di un par de pasos dentro del pequeño local hasta alcanzar el pomo de la puerta y tirar de ella.

-Por cierto. – Dijo el chico.

Mi cabeza giró hacia él y de nuevo se encontraron nuestros ojos.

-Creo que ya sé por qué decía Harry eso de que alguien había cambiado por su culpa y creo que ya sé de quién se trata. A ti solo quiero decirte que una madre como la tuya merecería tener a una hija como tú a su lado, y que si de verdad has cambiado por ese chico, déjame decirte que no hay cosa más absurda como cambiar para gustar a alguien.

El pasado nunca se rinde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora