Liam miraba arqueando las cejas. No entendía el porqué de mi reacción. Mi mente congelada y mi boca sin poder articular palabra. No podía informarle de la situación. ¿Dónde coño habría ido? ¿Por qué coño lo hizo?
Esa estúpida promesa de no volverle a ver parecía tener todas las papeletas para cumplirse.
-Oye. – Pronunció Liam.
Levanté la mirada y le miré.
-No quiero ser entrometido, pero cuando he dicho lo de tu madre parecías afectada. ¿Pasó algo? – Preguntó.
-No me llevo muy bien con ella. Han pasado demasiadas cosas como para que aún pueda seguir teniendo afecto con esa mujer.
El chico agrandó los ojos y miró hacia abajo sorprendido por lo que acababa de decir.
-Guau… - Musitó.
Un silencio incómodo mientras mi cabeza pensaba en lo mismo. Harry.
-Harry… ¿Harry se ha ido enserio? – Pregunté perdida.
-Sí. Eso me dijo. Pero, vamos, ¿Qué diablos te pasa?
Le miré pensando que él sería lo demasiado ingenioso para intuir lo que pasaba. Claramente me equivoqué.
-Después de esa pelea Harry se puso demasiado violento y… me fui. Desde entonces no supe nada de él y parece ser que tú eres la única persona con la que se ha dignado a hablar. – Informé.
-Espera, espera. ¿No estáis juntos?
-¡No! – Negué.
El chico frunció el ceño poniéndose su dedo índice en su barbilla.
-Ahora que lo dices… - Musitó dudoso. – Creo que me insinuó que, aparte de querer cambiar su vida, también se iba para que alguien volviese a ser como antes era. Como si por su culpa alguien hubiese cambiado. Parecía sentirse culpable y estaba afectado.
Un brusco golpe se notó en mi estómago cuando Liam pronunció eso.
Estaba a punto de llegar a un ataque de nervios. Eso era demasiado. Harry parecía no querer verme jamás.
El chico se alejó un poco del mostrador mientras yo continuaba mirando a un punto fijo.
Escuché un golpe y de nuevo volví a la realidad.
-Dios mío…
-No te martirices más, Sel. Quizás tu sitio no era a su lado… - Dijo Liam.
Miré a sus ojos marrones que mostraban confusión y preocupación. Mi estado no debería de ser muy estable, pues ese chico parecía estar realmente nervioso por no saber controlarme.
-Liam… mejor me voy…
-Bien.
-Gracias por todo. – Agradecí.
-No hay de qué. Ya sabes, si necesitas algo, estoy aquí.
-Sí.
Di un par de pasos dentro del pequeño local hasta alcanzar el pomo de la puerta y tirar de ella.
-Por cierto. – Dijo el chico.
Mi cabeza giró hacia él y de nuevo se encontraron nuestros ojos.
-Creo que ya sé por qué decía Harry eso de que alguien había cambiado por su culpa y creo que ya sé de quién se trata. A ti solo quiero decirte que una madre como la tuya merecería tener a una hija como tú a su lado, y que si de verdad has cambiado por ese chico, déjame decirte que no hay cosa más absurda como cambiar para gustar a alguien.