El chico permanecía mirándome a los ojos intentando sacar alguna palabra de mi muda boca. Mis ojos pestañeaban rápidamente para evitar que las lágrimas empezasen a salir a través de ellos.
-¿Selena? – Replicó.
-No. – Contesté. –No ha sido él.
Bajé mi cara conteniendo aún más fuerte mis lágrimas. El chico soltó aire por la boca no satisfecho por mi respuesta.
-Entonces, dime. ¿Cómo te has hecho eso? – Insistía.
-Un golpe.
El chico rió sarcástico. Era obvio que no creía lo que le decía, ni siquiera yo lo hacía.
-Ahora entiendo porque me dijiste que ese chico era peligroso. – Musitó.
-¿Qué insinúas? ¿Enserio crees que pienso que Harry es peligroso conmigo? ¡¿Acaso piensas que de verdad él podría a llegar a hacerme daño?! Ha sido la única persona que me ha acogido, que me ha abrazado cuando le necesitaba y que ha sabido sacarme sonrisas en estos días. ¿Enserio crees que él podría llegar a hacerme algo?
-Las marcas hablan por sí solas.
-Oh, Dios mío. Vale, Josh. Creo que todo está dicho. Vete de aquí.
-No.
-¡Sí! – Grité. – Y como no te vayas pienso llamar, ya no a Harry, sino a la policía. Métete en la cabeza que no necesito ni tú ayuda ni la de nadie. Yo soy feliz así, mi vida está bien así. Ojalá hubiese encontrado a Harry antes y me hubiera dado cuenta de todo.
Empujé el grande cuerpo de ese chico hasta la entrada. Él no hacía mucha fuerza y se dejaba llevar por mis costosos empujones.
Tiré del pomo y abrí la puerta expulsándolo al portal.
-¿No vas a ir a ver a tu madre? – Pronunció cuando iba a dar un portazo.
-¿Qué más te da?
-Te necesita más que nunca. Estoy seguro que ella te ayudaría más que ese chaval que solo sabe ofrecerte drogas y tabaco para que te olvides de las cosas.
-Mi madre me abandonó cuando más la necesitaba y eso no se lo pienso perdonar. Y mucho menos a mi padre.
-¿Sabes lo peor, nena? Que en cuanto Harry encuentre a una tía que le llene más que tú, a ti te va a echar y te va a dejar sola, porque cuando eso ocurra, quizás sea cuando de verdad te veas sola. Porque aun que creas que Grace, tu profesor, yo, no te queremos ayudar, estás equivocada. Muy equivocada.
-¡Cállate! – Grité. – Harry nunca me va a abandonar. Harry me quiere. Me adora. Él me lo ha dicho.
-¡Sí! – Gritó el chico. – Una persona que te hace eso en el brazo tiene que amar con todo su corazón
Le miré por una vez más a sus ojos azules intentando transmitirme algo de razonamiento, pero yo le esquivé.
El silencio entre nosotros dos mientras nuestras miradas seguían juntas.
-Pienso salvarte de Harry, Sel. Por las buenas o por las malas.
Arrastré la puerta hasta que se cerró fuertemente después de escuchar al chico decir eso.
Miré al techo dejando expulsar por fin las lágrimas de mis ojos. No debería haber abierto la puerta. No ahora.
Busqué por toda la casa un paquete de tabaco. Necesitaba ahora un cigarro. Estaba en un estado de nerviosismo el cual necesitaba saciar.
Harry se debería de haber llevado todo, no había rastro ni de un solo cigarro, solo de un mechero a medio acabar.
Suspiré e intenté calmarme intentando procesar toda la información que me había lanzado ese chico. Mi cabeza cuadraba todo aquello incluso admitía que el chico tenía algo de razón, pero no me quería dar cuenta de la cruda realidad. No me quería dar cuenta de que en cualquier momento podría venir alguien que hiciese sentir más que yo a Harry y olvidarme, abandonarme, dejarme…