Capitulo 50

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Ross manejó hacía la dirección contraria de la ciudad, el le había prometido que la iba a llevar a un lugar especial.
Una cafetería nueva. No como la que estaba ene le centro, ni loco llevaría a una Joselin enojada y hasta un poco triste a que Carlton la viera, además de que esa cafetería estaba por cerrar y posiblemente no hubiera servicio más que los aburridos consejos de Carl.

Se estacionó en el lugar favorito de Rydel. Justo en medio del estacionamiento donde no había ningún otro auto.

-Jose-la volvió a llamar pero ella estaba mirando por la ventana.

A lo lejos se oyó un gran trueno en el cielo. Relámpagos.
Ross al ver que Joselin no le haría caso, de todas formas se bajó y entró a la cafetería dando portazos. Pero no de enojo, si no de desesperación. Se formó en la fila, era el ultimo cliente de la tarde seguramente. Desde ahí podía ver por la ventana a Joselin recargada en el cristal del auto con su cara pensativa.

Joselin permanecía pensando. Ross de verdad le gustaba, pero se preguntaba si el sentía lo mismo o solo estaba confundido o si solo jugaba con ella.
Casualmente, Ross pensaba igual.

Que desesperación era verlo y no poder estar junto a el.

Comenzó a recordar todas las palabras que la familia de Ross le habían dicho, cosas sobre el y sobre Courtney, cosas sobre sus sentimientos, cosas que le habían dicho su prima y su mejor amiga, cosas acerca de todo lo que estaba pasando.

Tal vez si quería que algo pasara, tenía que hacerlo ella misma y no sentarse a esperar. Empezó a llorar de nuevo. Pero de desesperación.

Ross compró dos cafés medianos americanos para llevar. La señora de la caja muy amablemente lo atendió y puso los termos en una plataforma de cartón para que los llevara.

Pero se volvió a escuchar un gran estruendo y esta vez comenzó a llover.

-¿Quiere que mejor se los ponga en una bolsa?-preguntó la mujer.

-Por favor-respondió sonriendo apenas mientras pagaba.

Cuando Ross salió de la cafetería se dio cuenta de que Joselin estaba afuera del auto, bajo la lluvia con los brazos abrazándola a ella misma, recargada en la puerta y mirándolo.
Mechones de su cabello se habían salido de su lugar y estaban pegados en su rostro a causa de la lluvia.

Ross corrió hasta ella con cuidado.

-¿Estas loca?-le gritó-¡Entra al auto! ¡Te estas mojando toda!

-No-gritó con la voz quebrada-Necesito que hablemos.

-¿Es en serio? ¿Justo ahora, en la lluvia?-preguntó casi riendo. Comenzaba a mojarse por completo el también. Al ver que ella hablaba en serio, se puso firme-Esta bien, hablaremos. Pero entra al auto.

-No. Quiero que hablemos ya-dijo-No me importa la lluvia-le temblaban los labios.

Ross dejó la bolsa de los cafés en el techo del auto. Ahí iba dinero perdido. El agua no tardaba en entrar.

-Joselin...

-¡No! Callate. Necesito que me digas la verdad y necesito que lo hagas de frente y sin evadirme-soltó sus brazos a los costados-Necesito esto.

-Ya maldita sea ¡¿Que esta pasando!?-gritó desesperado-Dilo ya.

-Estoy harta de todo esto, Ross. Ya no puedo mas-comenzó a hablar-Odio que no pueda estar contigo por tus malditas dudas. Dices que me quieres y que te gusto pero a veces parece lo contrario...

-Tu decidiste que dejara de lado eso, Jose-respondió acercándose un poco-Tu me gustas, de verdad Joselin, mas de lo que he podido demostrarlo. Y soy un idiota y lo se pero a ti tampoco parece importarte.

El Momento Indicado (Ross Lynch)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora