En tu mirada encontré mi camino (Benedict Cumberbatch)

Disculpa

-¿Puedo hacerte una pregunta?.- dice mientras caminamos a la par.

-Es sobre el dinero. 

-Jaja noooo. 

-Bueno quizás. 

-Son los ahorros de mi vida. 

-¿De verdad? 

-No. 

-Okay. 

Ambos reímos.- No son ahorros, pero es de una herencia que tengo acumulada que casi nunca he tocado ni quiero hacer. No es normal que decida comprar un departamento como ese de inmediato, pero me gustó mucho. Ganó dinero suficiente para mantenerme,  pero ya sabes a veces necesito un poco más y tomo de ahí. Es la primera vez que utilizo tanto dinero que no es mío.

-Pero si es tu herencia.

-Si, pero era de mis padres  y no...

-Lo siento, no sabía que. 

-Oh no te preocupes, no es que me incomode hablar de su muerte, no contigo, sino que podría parecer ridícula la razón y el tema de mis padres. No me gusta tomar de su dinero por que estoy segura de que me dejaron su dinero por no quedar mal ante los demás y supongo que nunca creyeron que murieran tan pronto, básicamente siento que ese dinero no deseaban que estuviera en mis manos. 

-No puedes asegurar eso. 

-Casi puedo hacerlo. Algún día te contaré esa compleja historia y relación, por lo mientras no quiero asustarte...me gustarías que no te fueras de mi lado tan rápido. 

-No me iría ni aunque me dijeras que eres una asesina serial. 

-Oh habiendo escuchado eso yo he matado a unos cuantos. 

El da un paso hacia atrás.- Mejor me voy. 

-Hey, eso no.- digo tomándolo de la manga de su suéter y jalándolo de regreso hacia mi. 

Parece que he  aplicado más fuerza de la que creí y quedamos a escasos centímetros el uno del otro. No me siento nervioso,me siento muy bien, algo intranquila de no saber que hacer, peor todo esto lo arregla Eddie con una simple mirada y una tranquilizadora sonrisa. 

Se inclina y sus labios se acercan a los míos, yo me levanto un poco para lograr alcanzarlo y finalmente juntarnos en un beso que me resulta maravilloso, sus labios en los míos son algo que al parecer había deseado por un tiempo, pues la sensación que me transmiten es algo muy dulce. Una de sus manos toca mi barbilla y se desliza hasta mi mejilla mientras la otra rodea mi cintura y yo rodeo su cuello. Sus labios son más suaves de lo que imaginé, es un beso que quisiera que no finalizara, pero la falta de aire nos obliga a separarnos, aunque no por mucho. Después de terminar el beso aun mantengo los ojos cerrados, disfrutando de la cercanía de Eddie. Vuelvo la mirada a él y lo encuentro  haciendo lo mismo e imitando la sonrisa que le dedicó, siento como me rodea por completo con sus brazos y yo descanso mi cabeza sobre su hombro. Un abrazo ideal después de un beso tan lindo y maravilloso. 

Me separo de él con una tímida sonrisa y continuamos caminando por la solitaria calle, cuando me atrevo a rozar sus dedos y el toma firme mi mano y la entrelaza con la suya. Salimos por una avenida el doble de concurrida y buscamos el estacionamiento en dónde dejamos el auto. Vamos a pasear por una plaza y el día se nos acaba dentro de ella. Es una plaza enorme, al salir parece estar oscureciendo ya. 

-Que vergüenza.- digo cubriendo mi rostro. 

-Te apoyaría, pero si hubiera sido tu... no tengo nada que decir estaría igual que tu. 

-¡Eddie!

-No es tan común ver eso. 

-Y todos lo escucharon. 

-Y no te detenías. 

-La mujer tenía como 90 años y el 30

-Olvidaste a su hija de 25. 

-Hijo.- digo corrigiendo. 

-Ya lo sabía solo quería recordarte que también fallaste en eso. 

-Oh te detesto. 

Siento sus brazos rodearme por la espalda mientras aún ríe. - Es cómico e inevitable.- Levanto mi rostro y me encuentro con el suyo y no dudo quedarme mirándolo unos segundos antes de darle un beso fugaz en los labios. 

-¡¿Edward?!.- dice alguien.