sad blue and bad

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Si miro al lado puedo observar tus pestañas: negras, largas, avispadas y atentas. 
Puedo contemplar tus mejillas, a veces, coloreadas. Sanas, arrugándose por la sonrisa. 
Guerra fría es lo que tengo en la cabeza. Intento mantener el orden cuando sé que en cualquier momento esto estalla. Y si estalla, ¿qué me queda? Volverme loca, desarraigarme de todo lo que me rodea, morder el viento que va en contra de tu pelo negro. Escupes tinta oscura que de repente se vuelve azul. Mi mente se queda pensando que tal vez la guerra sea mutua. 
Aunque, quizá, solo lo hace por no sentirse mal, por no sentir que sobra. 
Apreciar en cada parpadeo como observa, como distingue entre mi realidad ficticia a la realidad profunda. Tú querrías correr por mi sangre, yo querría nadar en tus mares. Perderme.
Perderte. Perdernos. ¿Qué nos queda sino, después de haber acabado? Dicta principios, asume sentencias y tengamos consecuencias. 
Meses atrás que venía pensando: ¿tus ojos claros, despistados, piensan en blanco? Quizá tengan algo que ver con el mal tiempo. Quizá si tú estás atrapada el Sol decida no salir. Quizá, y solo quizá, cuando escribes y me deslumbras te considero Sol. Sol radiante, brillante, el que me da luz. 
¿Me darás luz mañana, cuando mi Luna no alumbre?

No puedo dejarlo pasar; sin embargo, puedo mirarte. Y sé que no es bueno. ¿Y qué es bueno? A estas alturas sé que nada es bueno, que todo es malo, que es veneno. Hiedra venenosa, me quemarás la garganta. Y tú tan sabia, esperando palabras, esperando gestos, actos. Y yo tan..., esperando a dar más saltos, conquistando territorios y derribando murallas. ¿Crees que es fácil mi vida? Te la daría entera. 

Como cuando me miras y nos quedamos paradas: esa sensación que me da de que podemos atravesarnos con la jodida mirada.

Te quiero, te quiero entera, con males y buenas, con penas y alegrías.
¿Estaré perdiendo la cabeza? ¿Estaré, por fin, perdiendo la cabeza?

Dímelo tú, que eres quien sabe cuando sí, cuando no y cuando puede. 

Me partía la camisa por verte a mi vera.

Caminando hacia otros caminos, dejando atrás los que ya he pisado. Quizá deberías hacer lo mismo. Al final y al cabo de eso se trata, de seguir, de avanzar, de dejar conocer y de saber hacerlo... 
Hablemos, cuéntame al oído cuán mala eres, cuán buena has sido... Perderme en tu utopía. 

BlueMoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora