BlueMoon

Ya era hora.

He vivido muchas cosas en 17 años, he estado con muchas personas, todas me han enseñado algo. Cuando miento me va bien, externamente, internamente, no. 
De Diana aprendí que amar es morir, y que amarme a mí, es morir más. Tenemos nuestro secreto, siempre bajo la piel. Un par de días a la semana me acuerdo que fuiste tú la que me hizo atreverme a todo. A llorar, a crecer, a morir, a romper, fuiste como mi entrada a la locura. Siempre serás tú. Y siempre seré yo, al menos sí contigo, aunque después te odie. 
De Giu, mi italiana, aprendí que hasta yo puedo ser musa. Alguien como tú, tan pura y dulce, tan sana (mentalmente, porque estabas drogada todo el día) ponía remedios a mis noches aburridas. Mi más sincero ángel. Bailando y riéndonos de ellos, como siempre. Pintándome, escribiéndote y cantándote. Pereza, ante todo. 
De Clara entendí que el don solamente lo tiene una persona, y esa era ella. Más pura aún, más sincera, tú, no mi ángel, el único ángel terrestre. Bella por dentro y por fuera, te gustaba dormir en mi pecho porque así te sentías segura. Luego poníamos a Elvis y dormíamos como fieras mansas. 
Kat... a ti te extraño más que a ninguna, creo que tú has sido la única capaz de comprenderme del todo, de saber lo que siento, de saber mi locura por el amor, mi manera de amar y de ver la vida. Echo de menos tus consejos, tus manías, y aquella vez que lo hicimos pensando lo que queríamos, porque nos sentíamos bien. 
Mi pequeña -que no tan pequeña- con nombre argentino, Vai, atrevida, presumida, y siempre detrás de sentir placer. Pero nunca dirás que andas en busca de amor, y que nos sentíamos bien porque nos lo podíamos dar. 
Cassandra, tú has sido y eres mi despertar cada mañana. Te echo de menos, más que a ninguna. 

Me estoy arrepintiendo de escribir esto, y jamás me arrepiento. Ni la mitad de chicas que me han marcado están escritas aquí, pero tenía que hacerlo, porque sois esenciales. Como vosotras otros más, y otras, obvio. Recuerdo que eramos un gran grupo de amigos, luego se dispersó y bueno. 
Pero aún así, cada día que pasa me acuerdo de todos vosotros, sin parar de pensar que ojalá algún día vuelva a veros, a comunicarme con vosotros.

Después de todo, sigo sola, metiéndome en líos para no sentirme vacía del todo. Y aún así lo hago. 
Bueno, luego estabas tú, querida, a ti que te escribo todos los días sin querer, que te pienso, que me hundes. Tú eres mi ángel negro. Mi mujer fatal, mi Lolita, mi chica, aunque no tan mía. Siempre tuya, por encima de todo. Mira, no creo que llegue el día en que pueda sacarte de mi cabeza, tú siempre estarás, tú me has marcado más que nadie, porque tú me has enseñado lo mucho que vale la vida, y lo mucho que hay que aprovecharla. 
Por eso lo que más valoro es la vida, y después, el amor. Y después, el dinero, jajaja. Como tú decías. 
Nada mejor que buenos aros de oro, un buen vestido de marca cara y un buen restaurante al que llevarme, siempre por las zonas que tú bien conoces y yo desconocía. 

Viva, siempre me siento viva, aunque triste y nostálgica. Yo no espero nada de nadie, al igual que espero que nadie espere nada de mí. Es jodido, me encantaría que alguien, por una vez, mirase en mi interior y se diese cuenta de lo muy rota que estoy, sin querer. Aunque en el fondo siempre me ha gustado sufrir, porque bueno, eso es bueno. 

A veces, solo me gustaría coger mi guitarra e ir a cualquier lugar, llenarme la pitillera de pitillos y recogerme el pelo. Es bonito pensar que ahí hay alguien esperando por ti, pero si realmente no lo hay, no lo habrá. 

Creo en los horóscopos, creo en las miradas perdidas, en las encontradas, en la droga, en la buena música, creo en Los Ángeles, en los espíritus y demonios, en la oscuridad y en el fin del mundo. Creo en teorías que creo yo, también en las conspiraciones, en las estrellas, en los libros de texto, en las películas, en los detalles, en la política, en el sol, puedo creer en ti, pero jamás, nunca, creeré en mí.