Lion

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Que los días pasan..., no me sale sentir nada. A veces, ni si quiera me ese querer que, a veces, tú anhelas. ¿A veces solo? ¿O quizá a menudo? Yo ya no sé si creerlo, no sé ni qué pensar de mí. Siento como mi mente se agota, desesperada por una buena respuesta. Átame, tú que puedes. A ti te dejo matarme, a ti te dejo volarme. Tú que reinas, tú que tienes el mundo en tus manos. 
Si vinieras a mi cabeza e indagaras, te encontrarías con una pobre niña que extraña hasta tus huesos salientes; tus posturas raras y tus lágrimas alegremente saldas; tu pelo enredado después de habernos luchado, cuerpo a cuerpo, voz a voz. 
Siento que a veces eres río, resbalando por mí, caudal estrecho pero profundo; otras, que eres un avecilla en la rama de un árbol que, nada más ver al gato (yo), sale volando. Me gusta más cuando eres sincera, cuando te olvidas de esos miedos y sacas tu sonrisa preciosa a flor de piel, desgarradora, como tus garras, esa que constituye y concluye los muros que fortifican ese algo faltante que después, en tu mente, vuelves a derrocar.  ¿Qué te echa hacia atrás que lloras y crees que no eres capaz? Capaz soy yo de buscar contigo el detonante de esta guerra, de tu guerra interna. Y si quieres, leona, nos olvidamos de todo, todos, pero no de ti y de mí. No de nosotras, porque si fuéramos, confiaría como ya lo hice antaño. 
Y sin presiones, mi mente se nubla..., unas veces más, otras menos. ¿Quisieras saber qué es lo que yo siento? Pregúntame, no me quedo corta, no me quedo atrás; y si supieras que contra más te has alejado, más te he acercado a mí... Ojalá supieras algo pronto -aunque ya lo sabes-. Ojalá pudieras enfrentarte a ti y querernos libres. 

BlueMoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora